Frente a sus alumnos, el doctor Sebastián Gradilla Hernández muestra cómo usar el equipo para tomar anotaciones mientras asesora y explica la importancia del
trabajo. No es una clase, es una labor de campo. Junto al científico y sobre una lancha, los jóvenes recolectan muestras de agua y sedimento para evaluar la calidad del agua del lago de Cajititlán.
El doctor Gradilla Hernández es profesor del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), campus Guadalajara, y encabeza un proyecto a través del cual busca conocer los procesos tróficos y el estado de salud del lago de Cajititlán, como parte de un proceso de consultoría que solicitó el gobierno municipal de Tlajomulco de Zúñiga para sanearlo y así devolverle la calidad que anteriormente gozaba.
El lago de Cajititlán es un cuerpo de agua ubicado en el municipio de Tlajomulco de Zúñiga, al sur de Guadalajara, y es un espacio relevante debido a las actividades turísticas y económicas de las que depende la comunidad, y que se encuentran en riesgo debido a la contaminación que presenta el lago.
“El Ayuntamiento ya había implementado acciones, como la aplicación de humedales o la oxigenación del agua, pero no estaban completamente seguros del grado de la problemática y se buscaba obtener un diagnóstico más preciso y así nos pidieron armar un proyecto para determinar la situación de la laguna y su estado de salud ambiental”, detalla el investigador.
La primera parte de este trabajo contempla evaluar el agua y los sedimentos del lago con pruebas de laboratorio, determinar la identidad y concentración de comunidades de algas y bacterias, así como cuantificar fisicoquímicos y biológicos in situ por ocho meses durante los periodos de estiaje y lluvias, explica Gradilla Hernández.
Esta iniciativa es un trabajo coordinado entre el Ayuntamiento de Tlajomulco, el Tecnológico de Monterrey y el Centro de Investigación y Asistencia en Diseño y Tecnología de Jalisco (Ciatej). El doctor Gradilla Hernández detalla que además de científicos especialistas de estas instituciones, también se da la oportunidad a estudiantes de pregrado para que colaboren y adquieran aprendizaje en contextos reales.
Esfuerzos por Cajititlán
Para fortalecer este estudio, Gradilla Hernández buscó la colaboración del doctor José de Anda Sánchez, investigador del área de Tecnología Ambiental de Ciatej, quien junto a los alumnos colabora en la evaluación del agua del lago de Cajititlán.
De Anda Sánchez explica que este lago no cuenta con entradas ni salidas naturales de agua y su fuente de abastecimiento son las lluvias; sin embargo, debido al desarrollo urbano de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), se ampliaron plantas de tratamiento que desahogan las aguas residuales directamente en el lago.
“Estas aguas residuales, como en cualquier parte del mundo, tienen características peculiares, por ejemplo, a pesar de estar tratadas aún tienen nutrientes o compuestos orgánicos que no fueron completamente degradados y con esta entrada constante nutren el lago de nitrógeno (N) y fósforo (P), que detona en un proceso de eutrofización, es decir, el crecimiento abundante de algas”, explica el doctor De Anda Sánchez.
Tanto De Anda Sánchez como Gradilla Hernández coinciden en que el crecimiento de las algas es evidente en el lago, lo que afecta la transparencia y apariencia del lago. Los investigadores resaltan que la presencia excesiva de estos organismos ha provocado episodios como la muerte masiva de peces en el cuerpo de agua.
El estudio que encabeza el doctor Gradilla Hernández contempla 10 puntos estratégicos en el lago, donde se recolecta información sobre las condiciones fisicoquímicas del agua, como su pH, los niveles de oxígeno, profundidad o presencia de nitrógeno. También se recolectan muestras de agua para ser analizadas en laboratorios.
Aunque el trabajo todavía está a la mitad de su desarrollo, el doctor Gradilla Hernández menciona que ya se piensa en estrategias para mitigar la contaminación del lago, como la regulación del uso de fertilizantes para las actividades agrícolas o la optimización de las plantas de tratamiento que vierten sus aguas en este.
“Una de las cuestiones que puede mejorar el tema del agua en este lago es no descargar de manera directa las aguas residuales, como sucede en la comunidad de Cuexcomatitlán; estas primero tendrían que pasar por un sistema de humedales artificiales para que puedan retener los nutrientes que desembocan en el lago”, propone a su vez el doctor De Anda Sánchez.
No obstante, a pesar de que esta es una estrategia que podría funcionar, los investigadores consideran que los esfuerzos no serán suficientes si no existe una correcta regulación de las autoridades en cuanto a las descargas de aguas tratadas.
La búsqueda de una solución
Para combatir la contaminación en el lago de Cajititlán, autoridades municipales de Tlajomulco de Zúñiga recurrieron a la academia. Verónica Delgado Carrillo, jefa de la Dirección de Producción Sustentable y Consumo Responsable del gobierno municipal, explica que para disminuir esta se crearon iniciativas como el proyecto Cajititlán Sustentable.
La funcionaria detalla que esta iniciativa contempla la participación de especialistas en temas ambientales para el diagnóstico del lago, como el doctor Gradilla Hernández, pero además se consideran estrategias de prevención para que los habitantes también se involucren con el cuidado del lago o que disminuyan el uso de agroquímicos en actividades de cultivo.
“Tenemos un vínculo muy fuerte con la ciencia, con la parte de las instituciones reconocidas como el Tec de Monterrey o Ciatej. Quisimos usar ese vínculo para que profesionales y especialistas se involucraran en el proceso del rescate del lago de Cajititlán”.
Delgado Carrillo destaca que los resultados obtenidos a través de estos estudios serán de utilidad para detectar los distintos aspectos que afectan y dañan el lago de Cajititlán y así diseñar políticas públicas que autoridades municipales podrán implementar.
“Queremos el diagnóstico para solucionar, no solo para tener el papel; esta cuenca es una de las más importantes a nivel estatal”.
Aprendizaje sobre un espejo de agua
De un lado de la lancha, Alejandra y Victoria toman nota sobre los datos que arroja el lago. Mientras una de ellas sumerge la sonda en el agua, la otra anota el resultado que envía el dispositivo. Cuidadosamente ambas observan las notas, verifican y recolectan muestras; el procedimiento lo replican durante horas junto a otros compañeros de la universidad.
Alejandra Hurtado y Ana Victoria Fierro son estudiantes de noveno y quinto semestres, respectivamente, de la ingeniería en biotecnología del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, campus Guadalajara, y colaboran con el doctor Gradilla Hernández en la obtención de datos para el diagnóstico del lago de Cajititlán.
Como parte del proyecto, el doctor Gradilla Hernández invitó a un grupo de jóvenes de pregrado del Tecnológico de Monterrey para que colaboraran. El investigador asegura que esta es una oportunidad para que los estudiantes adquieran experiencia en el manejo de equipos, pero también les aporta conocimiento sobre la investigación en campo.
“Salimos al lago a recolectar datos y muestras para cuantificar pH, profundidad, temperatura, concentración de metales pesados. Esta es una experiencia nueva, normalmente estamos analizando información de otros autores y comparándola con la nuestra, pero en este proyecto es como empezar desde cero y generar nuevos datos para buscar soluciones”, considera Alejandra Hurtado.
Victoria Fierro señala que gracias al acercamiento al trabajo de campo ha podido adquirir conocimientos científicos, pero también vivencias que pueden ocurrir durante la etapa de experimentación o recolección de datos. La estudiante menciona que esta forma de enseñanza puede usarse como un método más eficaz para aprender a trabajar en contextos reales.
“Me gusta que la educación se oriente a proyectos, creo que así aprendemos mejor; no solo es adquirir conocimiento teórico, sino también saber que lo que te están enseñando tiene importancia durante su aplicación en el mundo real”.
A pesar de haber estado casi seis horas en la lancha, y de iniciar la jornada desde las cinco de la mañana, ambas jóvenes se muestran satisfechas de participar en este tipo de iniciativas. Tanto Alejandra como Victoria coinciden en que trabajar desde la academia también es una forma de aportar un granito de arena al cuidado del medio ambiente.