Ciudad de México. 18 de octubre de 2018- Con el objetivo de visibilizar los productos de mujeres artesanas para su comercialización a través de Internet, un
grupo de investigadores de la Universidad Da Vinci (UDV) y la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady) desarrollaron la plataforma Comercia.mx.
El proyecto, encabezado por la doctora Ana Laura Bojórquez Carrillo, fomenta las capacidades de las mujeres que trabajan en empresas sociales en el uso y aprovechamiento de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), a través de un modelo de formación específico para la implementación de un sistema de comercio electrónico.
El sistema de comercio electrónico para mujeres de empresas sociales brinda a las beneficiarias la oportunidad de acceder a Internet para flexibilizar el tiempo, amplificar los resultados, mejorar sus condiciones de venta y poder mantener un mejor equilibrio con sus demás actividades, principalmente las derivadas de su rol familiar.
La responsable del proyecto de investigación, quien obtuvo el apoyo del Fondo Sectorial de Investigación y Desarrollo Inmujeres-Conacyt, explicó que esto es relevante ya que la brecha digital de género persiste en el mundo, sobre todo la llamada “segunda brecha”, es decir, aunque la desigualdad entre mujeres y hombres disminuye respecto al acceso y usos básicos de las TIC, no parece ocurrir lo mismo respecto a su usufructo, las habilidades y el uso efectivo de las tecnologías.
Dentro del proyecto de investigación participan 88 mujeres en tres sedes del estado de Yucatán: Mérida, Motul y Peto; algunas de ellas representan a grupos de dos o hasta 18 mujeres yucatecas, por lo cual el beneficio del proyecto se extiende a más mujeres de forma indirecta.
Para esto, desde la Universidad Da Vinci y la Universidad Autónoma de Yucatán, la doctora Bojórquez Carrillo y su equipo de trabajo desarrollaron el modelo de formación que abarcará y mejorará las condiciones de educación, emprendimiento y crecimiento de sus negocios.
“La operación del proyecto está considerada en dos etapas, la primera consistió en desarrollar una identificación de las problemáticas de las mujeres de empresas sociales y su situación frente a las TIC”, dijo la investigadora.
A partir de ahí elaboraron un diagnóstico, a través de cuestionarios, entrevistas y focus groups para conocer a cada una de las mujeres que participarían en el proyecto. Los requisitos fueron básicos pero sobre todo se exigió compromiso para tomar las capacitaciones.
Comercio justo
El proyecto está basado en los conceptos de empresa social, negocios inclusivos y comercio justo, es decir, que son negocios rentables y al mismo tiempo causan múltiples beneficios sociales para personas en su entorno; asimismo, permite que las beneficiarias puedan vender sus productos a un precio justo sin intermediarios dañinos a los que, frecuentemente, tienen que vender sus productos a precio de remate por no tener la facilidad de contactarse con el consumidor final, lo cual las desincentiva para continuar con la elaboración de sus productos, tanto por la parte económica, como por la percepción de la falta de valoración de los mismos.
Esta iniciativa también se desarrolló bajo los enfoques de realismo crítico e investigación-acción y está justificada bajo la teoría de la pobreza informacional, que sostiene que la falta de acceso a la información también es un tipo de pobreza.
En la primera etapa también se llevaron a cabo procesos de capacitación para fortalecer el espíritu emprendedor de las mujeres y mejorar sus conocimientos de contabilidad y computación. En total, las 88 beneficiarias recibieron 96 horas de capacitación.
La segunda parte del proyecto de investigación —que está en marcha todavía— contempla el análisis de impacto de la aplicación del modelo de formación en el uso y aprovechamiento de las TIC; además del diseño del sistema de comercio electrónico que contribuya al fortalecimiento y crecimiento de sus empresas, el cual actualmente se encuentra en Internet bajo el nombre de Comercia.mx.
Para la plataforma Comercia.mx, se elaboraron más de 300 fichas descriptivas (con foto) de los productos de las mujeres.
La plataforma ya se encuentra disponible y en ella se podrán comprar los productos de las artesanas yucatecas sin intermediarios, fomentando el comercio justo y fortaleciendo sus raíces culturales.
“La plataforma contribuye al comercio en condiciones más justas para estas mujeres y, a su vez, genera beneficios económicos y sociales para las familias”, explicó la doctora Bojórquez Carrillo.
La doctora Bojórquez Carrillo indicó que en la etapa dos del proyecto de investigación también incluyeron cursos virtuales para seguir capacitando a las beneficiarias en temas como: fidelización del cliente, formación en finanzas familiares, redes sociales y mujer empoderada, con el fin de continuar mejorando sus habilidades en el uso de las TIC.
Las mujeres beneficiarias del proyecto son principalmente de zonas rurales que venden productos elaborados por ellas mismas. No obstante, una de las sedes del proyecto es Mérida que es una zona urbana.
La edad promedio de las participantes es de 38 años y el análisis de la información mostrada dentro de la investigación señaló que 54 por ciento de las mujeres tiene dependientes económicos. Entre las razones para emprender, la mayoría del interior del estado (58 por ciento) lo hace para completar el ingreso familiar; mientras que en Mérida, lo hacen para ser independientes (26 por ciento) y por falta de empleo o despido (26 por ciento).
Con base en la información de las encuestas que realizaron, la principal razón por la cual las mujeres del interior del estado no utilizan el Internet es la poca información que tienen al respecto (24.4 por ciento) y el costo elevado (19 por ciento). En este aspecto, el estudio encontró una diferencia notable entre las zonas rurales y urbanas, ya que en Mérida todas tienen acceso a Internet y, en general, están en condiciones más favorables con relación a sus niveles de uso y aplicación de las TIC.
“El papel de la mujer microempresaria en el uso y aplicación de las TIC para el mejoramiento de sus empresas en sectores de bajos ingresos conlleva grandes retos, por lo que todavía falta mucho por hacer en el aspecto de apoyo familiar, reducción de la brecha de género, alfabetización tradicional y tecnológica y, en general, en temas relacionados con el empoderamiento de la mujer”, concluyó la doctora Bojórquez Carrillo.