En 1923 se convirtió en una de las primeras mujeres mexicanas electas para
desempeñarse como diputada en un congreso local.
El reconocimiento de los derechos políticos de las mujeres en México es resultado de una ardua batalla librada por loables luchadoras sociales que, contrario a lo que dictaba su época, abogaron por la igualdad de las mujeres frente a los hombres y se opusieron a que éstas fueran consideradas inferiores.
Una de esas mujeres fue Elvia Carrillo Puerto (1878-1968), quien, influenciada a muy corta edad por el pensamiento de importantes feministas como Mary Wollstonecraft, tomó consciencia de las abrumadoras diferencias sociales entre hombres y mujeres, así como de la brecha de oportunidades y explotación padecidas por las poblaciones indígenas y campesinas de su natal Motul, Yucatán.
El pensamiento político de Elvia Carrillo fue nutrido desde su juventud gracias a la influencia de su maestra Rita Cetina Gutiérrez, fundadora de la primera escuela secundaria para mujeres en Yucatán y de la organización feminista “La Siempre Viva”.
Luego de contraer matrimonio a los 13 años y de enviudar una década más tarde, Carrillo Puerto obtuvo cierta libertad que le permitió trabajar como maestra y taquimecanógrafa.
En 1909 se unió a la causa antireleccionista y su inquietud política por la igualdad de las mujeres la llevó a organizar en 1912 la “Liga Feminista Campesina Rita Cetina”, en la que se discutieron cuestiones sobre la propiedad de la tierra, jornadas de trabajo y educación de las mujeres.
Para 1915 conoce al general Salvador Alvarado, quien fue nombrado gobernador de Yucatán por el presidente Venustiano Carranza. La afinidad política entre el gobernador y Carrillo Puerto los llevó a colaborar estrechamente, al lado de otras luchadoras, a favor de los derechos de las mujeres en la entidad.
En 1916 tuvo una participación activa en los dos primeros congresos feministas del país realizados en Yucatán. Estos espacios representaron importantes oportunidades en el avance del debate sobre el derecho al voto de las mujeres.
En 1919, Carrillo Puerto viajó por Yucatán con las “Ligas de Resistencia Feministas”, agrupaciones que hacían un llamado a las mujeres para organizarse en torno a diversos temas como el derecho al voto, el control de la natalidad y la libertad de las mujeres.
Para 1922, cuando su hermano Felipe Carrillo Puerto, con quien compartía convicciones políticas, fue nombrado gobernador de Yucatán, se le asignó una oficina en el edificio central del estado y organizó la “Liga Feminista Rita Cetina”, la cual tenía el propósito de incluir el debate del voto femenino en las cámaras legislativas.
En 1923, Elvia Carrillo Puerto se convirtió en una de las primeras mujeres mexicanas electas para desempeñarse como diputada en un congreso local.
Sin embargo, no pudo ejercer plenamente sus actividades, pues tras el asesinato del gobernador Felipe Carrillo Puerto en enero de 1924, se anularon las elecciones y fue amenazada de muerte, razones por las que abandonó sus funciones.
Elvia Carrillo escapó y se refugió en la Ciudad de México, donde siguió trabajando por el reconocimiento del derecho al voto de las mujeres. Esta sufragista falleció el 15 de abril 1968 en la Ciudad de México.
La lucha y el legado de Elvia Carrillo Puerto obtuvo frutos cuando en 1947, en la presidencia de Miguel Alemán, se aprobó el derecho de la mujer a votar en las elecciones municipales; sin embargo, fue hasta 1953, durante el mandato del presidente Adolfo Ruiz Cortines, que por fin se reconoció el derecho de las mujeres a votar en todas las elecciones.
El empeño, lucha feminista e ideales políticos de igualdad y justicia social de Elvia Carrillo Puerto la llevaron a ser recordada en la posteridad como la “Monja Roja del Mayab”.