Para el filósofo e historiador mexicano, indiscutiblemente existe una filosofía de los
pueblos mesoamericanos prehispánicos.
¿Cuáles fueron las formas de ver el mundo y de verse a sí mismos de los pueblos mesoamericanos? ¿Puede el pensamiento de las culturas prehispánicas considerarse una filosofía? ¿Cuáles son las limitantes que genera el sesgo de una mirada occidental al estudiar el pensamiento de los pueblos prehispánicos?
Para Miguel León-Portilla (1926), filósofo e historiador mexicano especializado en el pensamiento y la literatura Náhuatl, indiscutiblemente existe una filosofía de los pueblos mesoamericanos prehispánicos, una filosofía que está lejos de las concepciones sistemáticas o lógico-racionalistas de la filosofía como únicas maneras posibles de filosofar.
“El pensamiento náhuatl prehispánico, alejado enteramente de cualquier forma de racionalismo, no deja por esto de ser filosofía. Hay en él concepciones, símbolos y atisbos de una profundidad tal que pueden dar un nuevo sentido y un apoyo a nuestras vidas”, señala León-Portilla.
Además agrega: “Léanse los textos indígenas y medítese luego en su más hondo sentido. Quienes se hallen libres de la antigua credulidad de los sistemas, podrán comprender si hubo o no verdaderos filósofos, creadores de ideas profundas y propias dentro del mundo náhuatl prehispánico y si es que ese pensamiento, ese filosofar, puede o no tener algún significado para el hombre inquieto de hoy día”.
Algunos ejemplos que el historiador da sobre el complejo pensamiento náhuatl son la concepción del conocimiento a base de símbolos “flores y cantos” (in xóchitl, in cuícatl); la doctrina del ser humano como “dueño de un rostro y un corazón” (ixe, yolo); el ideal del que “sabe estar dialogando con su propio corazón” (moyolnonotzani); la idea de que se convierte en artista aquel “con un corazón endiosado” (yoltéotl); la concepción del artista como el encargado de “introducir el supremo simbolismo de lo divino en las cosas” (tlayoltehuiani); y el ideal del artista como el “que enseña a mentir” para que cobren vida los símbolos en el oro, el barro, la piedra y el papel de amate.
Miguel León-Portilla, quien es doctor en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, ha estudiado a través de sus obras los antiguos mitos mesoamericanos (los cuales explican el origen de las divinidades, del mundo, del universo, del cosmos, del hombre y su razón de existir), e incluso ha aportado interpretaciones sobre ellos.
El eje de la mayoría de sus obras, considerado la idea central que lo caracteriza y que ha generado gran interés en sus libros, se asienta en dar voz o conocer, a través de la investigación, el punto de vista “del otro”, de quien ocupa el lugar marginal o secundario en la narrativa de la historia hegemónica, en este los indígenas.
Una de las obras más destacadas de Miguel Léon-Portilla, que se ha convertido en una pieza fundamental de la historia de México, es “Visión de los vencidos: relaciones indígenas de la Conquista” (1959), estudio basado en textos traducidos del Náhuatl, a través de los cuales León-Portilla expone el proceso de conquista desde el punto de vista de los indígenas de Tenochtitlan, Tlatelolco, Tezcoco, Chalco y Tlaxcala. Se trata de una crónica de la defensa de los antiguos pueblos prehispánicos ante la llegada de los españoles; así como de una narración de las imágenes que estos indígenas tuvieron sobre los conquistadores y la caída del imperio mexica.
Otro de sus libros más importantes es “La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes” (1956), un libro que originalmente fue su tesis doctoral y en el que explica el pensamiento de los pueblos nahuas (aztecas, tezcocanos, cholultecas, tlaxcaltecas, entre otros). En este texto, León-Portilla recoge documentos en lengua Náhuatl para conocer lo que estos pueblos especulaban acerca del mundo, de sí mimos y del hombre; es decir, su filosofía.
También destacan sus obras “Los antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares” (1961), “El destino de la palabra” (1996) y “Antigua y Nueva Palabra” (2004); en ellas hace un estudio minucioso de registros escritos en lenguas indígenas y de testimonios de oralidad que fueron llevados de lengua indígena a escritura alfabética para conocer el pensamiento y literatura de los pueblos mesoamericanos en sus propias palabras.
Con más de diez Doctorados Honoris Causa, múltiples reconocimientos académicos y más de 15 obras publicadas; León-Portilla se ha convertido en uno de los más destacados miembros de una tradición moderna de traducción de las fuentes escritas en náhuatl; lo cual lo ha hecho ser considerado el principal experto en pensamiento náhuatl.