Hoy forma parte del imaginario nacional de nuestro país, por lo que su nombre
es inminentemente aludido cuando de México, su arte y su cultura se habla.
En 1938, luego de una prolifera producción artística, del reconocimiento de su talento como pintora y de sus relaciones cercanas con intelectuales y artistas del mundo, Frida Kahlo (1907-1954) tuvo su primera exposición individual en la Galería Julien Levy en Nueva York; esta exposición estuvo acompañada de un texto del poeta y ensayista André Breton, quien en su escrito celebra a la artista mexicana y la califica como surrealista.
“Mi asombro y regocijo no conocían límites cuando descubrí, al llegar a México, que su obra había florecido, produciendo en los últimos cuadros un surrealismo puro, y eso a pesar del hecho de que todo fue concebido sin tener conocimientos anteriores de las ideas que motivaron las actividades de mis amigos y las mías”, señala en su texto Breton, teórico del surrealismo.
Además, agrega: “Este arte aún contiene esa gota de crueldad y de buen humor singularmente capaz de mezclar los raros poderes eficaces que en conjunto forman la poción secreta de México... Lejos de considerar que estos sentimientos componen terrenos vedados de la mente, así como sucede en las zonas de clima más frío, ella los expone orgullosamente, con una mezcla de franqueza e insolencia a la vez”.
Contrario a las afirmaciones de Bretón, Kahlo negó ser surrealista e incluso afirmó no saber qué significaba o representaba dicho movimiento hasta que conoció a André Breton.
“Lo único que sé es que pinto porque necesito hacerlo, y siempre pinto todo lo que pasa por mi cabeza sin más consideraciones… El surrealismo es la sorpresa mágica al encontrar un león en un ropero, cuando uno estaba ‘seguro’ de hallar camisas. Utilizo el surrealismo como una manera de burlarme de los demás sin que se den cuenta, y de trabar amistad con los que sí se percatan de ello”, señaló Kahlo sobre las observaciones de Breton.
Esta exposición en Nueva York sería solo una de las múltiples en el extranjero que antecederían por años a su primera exposición individual en México, la cual tuvo lugar en 1953. Frida Kahlo arribó a dicha exposición en una ambulancia e ingresó, pese a las indicaciones médicas sobre su salud, en una cama de hospital.
Este hecho se convertiría en años posteriores en uno de los pasajes que contribuirían a mitificar su figura y a pensarla como una pintora cuyo principal motor artístico fue el dolor y el sufrimiento. Una artista cuya obra no podría ser pensada y comprendida si se separara de su vida.
Sin embargo, antes del mito está su historia, la cual inició el 6 de julio de 1907, fecha en la que nació como resultado de la unión entre Guillermo Kahlo, un inmigrante de origen húngaro-alemán, y de la oaxaqueña Matilde Calderón. Frida creció en la que ahora es conocía como la Casa Azul, ubicada en Coyoacán, Ciudad de México.
En 1913, a la edad de seis años, Frida padece poliomielitis, enfermedad cuyas secuelas hicieron que su pierna derecha tuviera un desarrollo menor, por lo que dicha extremidad permaneció más pequeña y más delgada.
Para 1922 ingresa a la Escuela Nacional Preparatoria; era de las pocas mujeres que asistían a dicha institución, pues apenas superaban la treintena. Las ideas y educación que recibió en la Escuela Nacional Preparatoria fueron determinantes en la formación de Frida de ideas revolucionarias y de izquierda y de su posterior vida militante en el Partido Comunista de México.
Además, ahí conoció a quienes en el futuro se convertirían en importantes intelectuales del país. Durante su paso por la Escuela Nacional Preparatoria formó parte de “Los Cachuchas”, una agrupación conformada en su mayoría por varones y que se definía como un grupo político y crítico de la autoridad. Ella y Carmen Jaime eran las únicas mujeres en este grupo de alumnos.
Cuando tenía 18 años Frida padeció un aparatoso accidente que dejaría en su cuerpo daños que la acompañarían toda su vida. El 17 de septiembre de 1925 el autobús en el que viajaba fue arrollado por un tranvía, el impacto la dejó con fracturas en la columna, la clavícula y las costillas; además, su pierna derecha sufrió diversas fracturas.
Este accidente representaría un hecho coyuntural, no solo por el impacto emocional y el sufrimiento que le generó hasta el final de su vida, sino porque, debido a la inmovilidad a la que estuvo sometida por meses, Frida comenzó a pintar.
Es en ese momento en el que inicia la carrera de Frida Kahlo como pintora. Por ese entonces mantenía una relación afectiva con el ensayista y orador político Alejandro Gómez Arias, a quien dedica su primer autorretrato; se trata de Autorretrato con traje de terciopelo, considerada una de las piezas más importantes de la historia del arte mexicano.
Su interés en la pintura y talento hicieron que Frida incursionara en círculos artísticos, donde conoció a importantes artistas e intelectuales como la fotógrafa Tina Modotti, el periodista Juan Antonio Mella y el muralista Diego Rivera.
Pronto Frida y Diego, a quien la pintora describió en un texto como “un niño grandote, inmenso, de cara amable y mirada triste”, estrecharían relaciones, mantendrían una relación afectiva y se casarían en 1929.
La Casa Azul fue su hogar y se convirtió en un espacio de visita obligada para los artistas e intelectuales de la época. A partir de 1934, y tras su regresó de una estancia en distintas ciudades de Estados Unidos, Frida habita, al lado de Diego, una casa que actualmente es conocida como la Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, edificada por el arquitecto Juan O’ Gorman.
Los ideales políticos de ambos los llevaron a que entre 1937 y 1939 refugiaran en su casa a León Trotsky, con quien Frida mantiene un amorío y es finalmente asesinado por Ramón Mercader.
En 1939 Frida se divorcia de Diego a raíz de los conflictos derivados de las múltiples infidelidades de Rivera. Sin embargo, se vuelven a casar en 1940 y acuerdan tener vidas sexuales independientes; entre las relaciones afectivas que mantuvo Frida se encuentran tanto hombres y mujeres.
Como ya se mencionó, la primera exposición individual de Frida se realiza en 1938 en Nueva York. Otras exposiciones en el extranjero donde fueron mostradas algunas de se sus obras se dieron en la Galería Renou et Colle de París; el Mueso de Arte Moderno de Nueva York; y el Instituto de Arte Contemporáneo.
Asimismo, en México sus obras formaron parte de exposiciones colectivas en diversos recintos como la Galería de Arte Mexicano, el Palacio de Bellas Artes y el Salón de la Plástica Mexicana. La única exposición individual de Frida sucedió en 1953, un año antes de su muerte, en la Galería de Arte Contemporáneo de Lola Álvarez Bravo.
La parte final de su vida estuvo llena de complicaciones en materia de salud, en 1950 permaneció cerca de un año en cama como resultado de una negligencia médica; en 1953 se le amputa la pierna derecha y en 1954 tuvo dos intentos de suicidio.
Por esa época participó en una marcha en contra del derrocamiento del presidente de Guatemala y del intervencionismo de Estados Unidos en dicho país centroamericano, esto le generó mayores dificultades en salud.
Finalmente falleció el 13 de julio de 1954 a los 47 años de edad y su cuerpo fue velado en el Palacio de Bellas Artes.
Frida Kahlo se ha convertido en una figura mediática y en un emblema reivindicado por diversos movimientos sociales, como el de la diversidad sexual, el feminismo y el de las personas con discapacidad, no solo por su trabajo artístico sino por su intensa vida, obra y la defensa de sus ideales.
Actualmente forma parte del imaginario nacional de nuestro país, por lo que su nombre es inminentemente aludido cuando de México, su arte y su cultura se habla.