Ante el acelerado deterioro de los recursos naturales y la degradación del ambiente, la sociedad resiste y se organiza para la
defensa de la naturaleza y de su entorno, pero también da pasos adelante construyendo innovadores proyectos. En efecto, como sucede ya en innumerables regiones del mundo, las iniciativas, proyectos y experiencias más exitosas y esperanzadoras de sustentabilidad están siendo realizadas no por los gobiernos y empresas, sino por la ciudadanía organizada. Se trata de proyectos basados en la cooperación, la solidaridad, la entrega ciudadana y el sentido común, de colectivos que dotados de una conciencia social y ecológica han decidido construir su futuro a partir de sus propias fuerzas. Aunque de pequeña y mediana escala, sus logros y aportes las proyectan hacia grandes dimensiones.
México es uno de los países más destacados en el mundo por el número y la calidad de estas experiencias exitosas, la mayor parte de las cuales se realizan en regiones rurales con alta presencia indígena, pero también en ámbitos urbanos. Estas iniciativas las desarrollan comunidades, cooperativas, asociaciones y colectivos que tienen como rasgo común la búsqueda de prácticas en armonía con la naturaleza, así como la autogestión productiva y la auto gobernanza.
Del gran número de proyectos, esta exposición presenta una muestra pequeña pero significativa de experiencias, seleccionada por su antigüedad, su entrega y vigor, su grado de éxito y el número de participantes. La muestra incluye ejemplos notables de cooperativas pesqueras y productoras de café, comunidades forestales y de eco-turismo, proyectos agroecológicos, conservacionistas, apícolas, extractivos y de educación ambiental.
Tomadas en conjunto, estas iniciativas constituyen verdaderos faros de esperanza, en un mundo cada vez más amenazado por los desequilibrios ecológicos y climáticos, la injusticia social, las desigualdades económicas y un sinfín de proyectos destructivos que se presentan etiquetados bajo los rubros del “progreso”, el “desarrollo”, la “competitividad” o el “crecimiento económico”.
Aprender de los valores que están implícitos en estos proyectos exitosos, de sus lecciones sencillas pero profundamente significativas, es el principal reto para quienes se asoman a conocerlas. Su éxito es el mejor indicador de que sí es posible construir otro mundo inspirado en valores humanos y en un puntual respeto por los procesos, ciclos y ritmos de la naturaleza.
Con esta exposición de experiencias ejemplares y virtuosas, la SEMARNAT invita a conocerlas en sus propios territorios, a difundirlas y claro está, a imitarlas y reproducirlas en sus propios ámbitos y en sus particulares circunstancias.
Ante el difícil panorama existente en el país y en el mundo, nada como aprender de quienes contra viento y marea, logran navegar a contra corriente, y con ello siembran el mundo con semillas de esperanza.
Víctor M. Toledo
Secretario de Medio Ambiente