Descubrir una ciudad es más que delicioso, más. si se trata de la Ciudad de México, pues es cuna de un multiculturalismo que nos permite degustar una capital con tantos sabores,
contrastes y texturas, deleitándonos no sólo con su historia, sino también por su gente y lo que esta ha contribuido a la transformación de la CDMX.
La cafetería Café de la Gran Ciudad, es un punto medio para conocer sobre la historia de la capital, pasar el rato con alguien; es una actividad cultural y recreativa que te entregara un pedacito de la historia de México además de un sabroso aperitivo.
Para visitarlo esta a unas cuantas estaciones del metro pues el lugar en donde está ubicado es en Bellas Artes: En la esquina de las calles Madero y Eje central Lázaro Cárdenas en el cual se encuentra uno de los retos arquitectónicos más importantes: La Torre Latinoamericana, en donde hace muchos años fue la casa de las fieras de Moctezuma y pasaba el lago Texcoco. En la actualidad, gracias al talento de la ingeniería mexicana, se inauguró en 1956 un símbolo nacional que inició como un edificio de 25 pisos para más adelante transformarse en un rascacielos de 44 pisos y 204 metros de altura. Sin embargo, lo maravilloso de este monumento fue el ingenio de convertir la desventaja del suelo en el secreto principal de su resistencia.
Mediante un mecanismo hidráulico que se asemeja a unos amortiguadores, sistema diseñado por ingenieros mexicanos.
Actualmente es un atractivo turístico de extranjeros y ciudadanos. La torre es sede de exposiciones de arte, además, restaurantes y como también de una famosa cafetería llamada Café de la Gran Ciudad. Conocido por su peculiar ubicación más una atractiva vista al palacio de Bellas Artes, es ideal para una primera cita, pasar el tiempo con amigos, ver otra perspectiva de la ciudad o simplemente tomar un buen café.
La cafetería nos ofrece en su menú una variedad de bebidas, entradas y postres tan prometedores que no puedes resistirte. Al final me decidí por un Chai de Matcha, el cual estaba en su punto: se sentía cremoso, dulce y con un aroma seductor. Además de degustarlo en un ambiente embriagador que hizo de aquel Chai algo más que una bebida, fue un momento especial.
Definitivamente recomendaría Café de la Gran Ciudad porque además de dar un servicio de calidad te regalan sentimientos: sólo tú, una buena compañía y un exquisito aperitivo harán de esa vista de por sí mágica se convierta en un tiempo inolvidable.
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