El décimo libro de la colección “Tonacayotl: nuestro sustento”, fue presentado en el marco de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería 2020.
Conocido en el mundo prehispánico como “huauhtli”, el amaranto tiene al menos 7 mil años de tradición en México y en ese entonces constituía para los antiguos habitantes de este país un alimento tan importante como el maíz o el frijol, no solo desde el punto de vista alimentario, también formaba parte de la cosmovisión mesoamericana y estaba presente en múltiples rituales. Hoy, su presencia en la cultura mexicana ha disminuido; así que para revalorizar este alimento, Fundación Herdez presentó el libro “Amaranto: comida cotidiana y ritual”, el 28 de febrero, en el marco de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería 2020.
De acuerdo con el arqueólogo Eduardo Merlo Juárez, con la masa de amaranto, llamada tzoalli, los aztecas creaban estatuillas que se asemejaban a sus dioses y en los rituales la comían, lo cual, a ojos de los españoles era diabólico y les pareció, además, una copia del ritual de comunión católico por lo que terminaron prohibiendo no solo el rito, también la siembra del amaranto. Se cree que tras esta acción, el uso de esta semilla en la cultura se redujo hasta caer en el olvido.
“Fue un alimento sagrado durante muchos años, no solo en la cultura azteca, también para la andina quienes usaban la planta en los rituales funerarios y como ofrenda a los dioses. Hoy en día, en nuestro país, algunas personas aún realizan ofrendas con amaranto para las montañas: Popocatépetl e Iztaccíhuatl, cada 30 de agosto”, reveló.
Durante la presentación del libro, la doctora Cristina Mapes Sánchez, investigadora del Instituto de Biotecnología de la UNAM, explicó que es una planta que se originó y domesticó en nuestro país, no obstante, ahora es cultivada y tiene un mejor desarrollo tecnológico en otras partes del mundo como: Japón, Estados Unidos y algunos países europeos, debido a sus propiedades nutrimentales. El amaranto tiene un 17 por ciento de proteína, mientras que el maíz tiene 10 por ciento. Esto representa una ventaja, también por la composición de las proteínas del amaranto que son fáciles de absorber por nuestro cuerpo. De acuerdo con la investigadora “un alimento puede contener muchas proteínas pero si éstas no pueden ser absorbidas por el cuerpo no tienen ningún sentido”, explicó.
Además, contiene otros elementos como calcio, hierro y fósforo. Es decir, su valor biológico (se le llama así a la relación entre la cantidad de aminoácidos esenciales que tiene un alimento y su facilidad de asimilación en el cuerpo) está a la par que la leche de vaca. “Sin olvidar que podemos hacer un sinnúmero de platillos”, comentó Mapes Sánchez.
El amaranto tiene muchos usos y las fuentes históricas han proporcionado evidencias sobre ellos, en el Códice Florentino y en el Borbónico, ya sea como alimentos, flechas u ofrendas para los dioses. “Ahí se muestra un poco de la historia de esta peculiar planta, su crecimiento, recolección y almacenamiento, o como parte de una cosmovisión”, concluyó la especialista en amaranto.
Finalmente, este libro aborda los aspectos históricos, arqueológicos, botánicos, etnobotánicos y nutrimentales del amaranto, y contiene además una sección de recetas. “Hoy celebramos que es el 10º libro de la colección Tonacayotl: nuestro sustento. Con este libro, refrendamos una vez más nuestro objetivo: difundir la riqueza de la gastronomía mexicana. Siendo Fundación Herdez una empresa mexicana, nos sentimos muy orgullosos de estos productos nacionales. Y creemos que hemos logrado un objetivo importante: ver al producto mexicano de una manera más completa”, comentó Azucena Suárez de Miguel, directora de Fundación Herdez.
Pie de foto: El amaranto tiene muchos usos y las fuentes históricas han proporcionado evidencias sobre ellos, en el Códice Florentino y en el Borbónico, ya sea como alimentos, flechas u ofrendas para los dioses. Foto: Internet.