Habla Jaime Pita, promotor cultural de la Biblioteca del CCMB, sobre el acercamiento de padres e hijos por medio de los libros.
Recomienda libros para iniciar a los infantes en el camino de la lectura, pero especialmente para integrar a la familia.
Texcoco, Estado de México, 5 de abril de 2020. La lectura es una de las actividades que pueden realizar las familias que se encuentran en sus hogares, durante la Jornada Nacional de Sana Distancia, encaminada a prevenir contagios por COVID-19, y que puede contribuir a una sana convivencia familiar.
El psicólogo y maestro en Gestión educativa, Jaime Pita Chávez, Promotor cultural de la Biblioteca del Centro Cultural Mexiquense Bicentenario (CCMB), habló de la importancia del fomento a la lectura entre las niñas y los niños, y el papel que las madres y padres tienen en este proceso.
“Pasamos toda la vida leyendo desde preescolar, primaria, secundaria, preparatoria, universidad, y después de nuestro estudio, dejamos de leer. ¿Por qué durante más de 15 años estuvimos pegados a la escuela? La respuesta es que nunca hubo un amor a la literatura, simplemente fue ligado a una calificación, a una palomita, a un 10 o a un tache, así que el acercamiento con las letras no fue lo más agradable”, comentó.
Consideró que a través de ese tipo de enseñanza se forman analfabetas funcionales, porque no se lee para enriquecer el conocimiento y el alma, no existe una comprensión lectora, “ya que si cuando eres niño no se fomenta el amor a la lectura, no existirá el gusto por la literatura”.
Asimismo, apuntó que el papel de los padres y madres de familia es fundamental y la principal herramienta para que la familia se involucre es que ellos mismos se interesen en hacerlo.
“Yo siempre les digo, tienes que leer, y no cuando empiezas a abrir las páginas de un libro, sino desde el momento en que estás tomándolo en tus manos, mirando la portada, el amor inicia por la mirada, en la ilustración en los colores en las formas, que estimulan la imaginación”.
Agregó que no es necesario que sea un libro de muchas páginas, pues al iniciar a leer “aunque no tenga una sola letra, con las puras ilustraciones, estás generando una lectura, porque a final de cuentas estás asociando las imágenes con tu conocimiento y llevándolas a tu imaginación.
“Es importante perderle el miedo a la lectura, y cuando nos digan si hemos leído un libro, y tengamos en nuestras manos un libro de pasta dura, con hojas duras, que tenga cinco páginas y tres letras, nos sintamos orgullosos de decir 'sí, leí un libro’, porque un libro no se mide por sus páginas, simplemente el libro tiene que generarnos un conocimiento y un aprendizaje y eso lo hace una página o trescientas”, puntualizó.
En el caso de la Ludoteca del CCMB, se realizan talleres independientes para los padres y para los niños, para los pequeños, los juegos son fundamentales para estimular la lectura, porque se hacen actividades en las que leen cuentos y juegan, es decir, tuvieron la parte teórica y práctica.
Para los adultos, los talleres se basan en la sensibilización y comprensión de que los espacios culturales, en especial la Biblioteca, no sólo es para realizar tareas o trabajo, sino hacerles saber que implica también un cambio social.
“No es palpable, pero se encarga de la creación de sociedad, de un buen ciudadano, de una buena persona, es cuestión de valores, de educación, de proyecto de vida, ellos tienen que creerlo, para poder inyectárselo a sus hijos”, señaló.
En ese sentido, comentó que hay presentaciones de libros o cuentacuentos, donde pueden tener un acercamiento con las y los escritores, escuchar de viva voz su libro.
Dentro de sus recomendaciones para que los niños puedan tener un primer acercamiento con la lectura están “Stelaluna”, de Janell Cannon, sobre una pequeña murciélaga que se ve separada de su madre y es adoptada por una familia de pájaros, recomendable para niños entre cinco y seis años de edad.
También “Valentín y sus papás”, de Jana Frey, en la que Valentín es un conejito que se pierde en el bosque y al quedarse solo cree que su gato es su papá. Está dirigida para pequeños de entre tres y seis años de edad.
Finalmente, para niñas y niños de seis y ocho años, recomendó “La niña que odiaba los libros”, de Manjusha Pawagi, donde la pequeña Meena odiaba los libros y sus padres los dejaban por todos lados, hasta que un día los personajes cobran vida y ella tiene que acomodar a cada uno en su propio mundo.