Estocolmo, 3 de octubre 2022.- El Premio Nobel de medicina de este año fue otorgado al biólogo Svante Pääbo, por sus descubrimientos sobre el genoma
de homínidos extintos y la evolución humana. Es la primera vez que se entrega este galardón a una investigación de evolución humana.
Se trata de un campo que ha estado nominado durante décadas por el estudio morfológico de los fósiles, pero lo que hace único este trabajo es que exploró los orígenes de nuestra especie a través de herramientas que habían estado reservadas para la biología molecular y la medicina.
En 2010 publicó el genoma completo de los neandertales, los homínidos más emparentados con el Homo sapiens, extinguidos hace 40 mil años. Así, demostró que tenían la capacidad de hablar y todos los humanos fuera de África llevan un porcentaje de ADN neanderthal en cada una de sus células.
Lograr que esas técnicas funcionaran fue un trabajo de años. De hecho, su investigación para rescatar material genético de fósiles humanos ha sido esencial para conocer el genoma de especies extintas conocidas como los neandertales.
Además, develó la existencia de otras nuevas especies como los desinovanos, y confirmó que los Homo sapiens tuvieron sexo e hijos con otras especies hace miles de años. De hecho, su ADN sigue presente en poblaciones actuales.
Esta investigación ha dado lugar a una nueva disciplina científica llamada “La paleogenómica”, y develó las diferencias genéticas entre las personas actuales y los homínidos extintos. Sus descubrimientos permiten investigar qué nos hace genuinamente humanos.
En la investigación publicada en El hombre Neanderthal -que también es autobiográfica- el biólogo explica su orientación bisexual y la aventura amorosa.
Actualmente, Pääbo crea en su laboratorio organoides que imitan cerebros humanos. Su objetivo es encontrar las claves moleculares y genéticas que nos diferencias de otros homínidos extintos.
Sus últimos estudios muestran que la versión sapiens de un solo gen, el TKTL1, puede multiplicar la producción de células progenitoras en la corteza cerebral de ratones y también en organoides de cerebro a un nivel superior que la versión neandertal.
- La historia de Pääbo
Pääbo nació en Estocolmo, Suecia y tiene 65 años, además de biólogo es genetista y director del departamento de genética del Instituto Max Planck de Biología evolutiva en Alemania.
Curiosamente, Pääbo es hijo secreto de otro premio Nobel de Medicina sueco, Sune Bergström, galardonado en 1982. En los años 50, su mamá trabajaba para este investigador y quedó embarazada de él. Sin embargo, el químico ya estaba comprometido en otro matrimonio, así que Pääbo no fue reconocido, pero su papá lo visitaba los fines de semana.
Pääbo era fan de la egiptología y en los años 80 dejó su carrera como investigador de virus y se sumergió en una obsesión personal para extraer el ADN de una momia. Se trató de fue un rotundo fracaso porque las muestras estaban contaminadas. Sin embargo, sentó las bases del resto de su carrera.
Actualmente, su trabajo abre la puerta para intentar resucitar especies extintas como el mamut o los propios neandertales. Pero el mismo Pääbo explicó que esos experimentos nunca conseguirán su objetivo y no deben intentarse nunca, pues requerirán de peligrosas modificaciones en óvulos y espermatozoides.
De hecho, las actuales técnicas de extracción de ADN han funcionado como una máquina del tiempo que muestran información imposible de lograr con el estudio de los fósiles.
En el 2021 se publicó el ADN más antiguo jamás recuperado de un fósil: un mamut que vivió hace más de un millón de años. Otros trabajos similares han permitido viajar al pasado 400 mil años atrás para analizar la genética de homínidos de la sima de los Huesos de Atapuerca. Las mismas técnicas han permitido analizar ADN de caballos de hace 700.000 años, el récord actual de antigüedad.