México, 1 febrero 2023 —¡Hola. Qué tal! Permíteme presentarme. Soy Paco Ajolote, un anfibio de una especie que era adorada por los
antiguos aztecas. Ellos me llamaban axolotl palabra originaria del náhuatl que significa monstruo acuático. Soy muy carismático, a muchos les caigo bien porque piensan que tengo súper poderes y quizás tengan razón. Te cuento que soy capaz de regenerar fragmentos de mi cuerpo, desde músculos, huesos, partes de mi cerebro y hasta nervios.
Si me miras detenidamente, te darás cuenta que tengo una carita ovalada con una boquita que parece sonreír todo el tiempo, además cuento con tres pares de branquias externas muy largas, cuatro extremidades y una cola.
En la enciclopedia encontrarás que soy una salamandra del género ambystoma, que permanezco toda mi vida dentro del agua en forma larvaria solo incremento mi tamaño. Puedo reproducirme al año de edad. Soy un organismo de sangre fría que respira a través de branquias, pulmones, bucofaríngea y dérmica.
En México existen 17 variedades de éste género, 16 de las cuales son endémicas. Yo soy Ambystoma Mexicanum y soy originario de Xochimilco. En mi caso, paso toda mi vida en el agua donde alcanzo la madurez sexual y puedo reproducirme.
A este fenómeno se le llama neotenia y significa que durante toda mi existencia estoy en etapa larvaria, aun cuando haya alcanzado la madurez sexual. Así que este es otro de mis súper poderes, podría decirse que soy adolescente toda mi vida, incluso cuando sea viejito.
Soy tan famoso que hasta Julio Cortázar, el escritor argentino, redactó un cuento sobre mí. Él me describe como un anfibio de pequeño rostro rosado azteca y que desde la distancia se me nota lo mexicano. Además, menciona que soy comestible. De hecho los aztecas me ofrecían como alimento a los emperadores, como Moctezuma, Nezahualcóyotl y Cuauhtémoc. Aunque este último dato no me encanta.
Los científicos descifraron mi genoma, es decir el conjunto de mi información genética. Al buscar notas científicas sobre mí encontrarás que cuento con un genoma de 32 mil millones de pares de bases de ADN, esto es 10 veces más grande que el del humano.
Descifrar mi ADN ha sido un gran avance para la ciencia. De hecho, algunos investigadores piensan que con esto existe la posibilidad de comprender procesos moleculares que podrían emplearse en la medicina para regenerar órganos humanos, tratar afecciones asociadas al cáncer e incluso entender el envejecimiento y tratarlo.
Cuando estoy en vida silvestre suelo dormir durante todo el día, me encanta esconderme en las raíces de los árboles principalmente ahuejotes que han estado siempre en Xochimilco y son parte fundamental para la construcción de chinampas donde solía vivir my contento, estas raíces son un excelente refugio contra los depredadores y además obtengo alimento y puedo reproducirme y allí poner mis huevos.
Pero por las noches, me encanta salir como buen adolescente, comer y además reunirme para socializar con mis amigos, Pedro, Ariel, Juan, Samantha y muchos más ajolotes.
A pesar de ser un súper héroe digno de un cómic, actualmente me encuentro en peligro de extinción. Mi hábitat, ese bello lugar llamado Xochimilco, donde los de mi especie han vivido felizmente durante siglos, ha sido gravemente descuidado por los humanos.
Anteriormente, la raza humana vivía en armonía con la naturaleza. En mi hogar creaban chinampas, un tipo de balsas construidas con base en el limo (lodo de las profundidades de los canales y ahuejotes) donde cultivaban flores y verduras. Se trataba de un método mesoamericano que también servía para la expansión territorial.
Se trata de una práctica agrícola sostenible que ha funcionado durante más de 1500 años, y la reconoce la UNESCO como patrimonio mundial. De hecho, las chinampas forjaron la agricultura que permitió el auge.
Las raíces de estas chinampas servían como refugio para los de mi especie, además encontrábamos alimento. Pero al pasar los años, esta tradición quedó en el olvido, llegó la urbanización, las personas contaminaron el lago que era cristalino e introdujeron dos especies acuática llamadas carpa y tilapia que devoró a la mayoría de mis amigos.
En las chinampas sobrevivientes los humanos utilizaron pesticidas y sustancias químicas que contaminaron la tierra y llegaron hasta el lago. De hecho, los fertilizantes aumentaron el amonio y el fósforo en el agua que dañaron mi piel y la de todos mis amigos ajolotes. Con estos cambios, Xochimilco se transformó y todas las especies que lo habitamos hemos sufrido mucho.
Ni siquiera porque Xochimilco es uno de los pulmones de la Ciudad de México, y sin el cual la temperatura subiría dramáticamente, los humanos han sido capaces de cuidarlo.
Te cuento que mi función en el ecosistema de este bello lugar es fundamental. Los biólogos que han estudiado mi caso me consideran como la cabeza de la pirámide alimenticia en la zona, es decir, originalmente era el mayor depredador acuático. Aunque los de mi especie también son devorados por aves, algunas de ellas migratorias.
¡Por favor! Te recomiendo que cuando visites Xochimilco no tires basura al lago, ni tampoco liberes especies externas al ecosistema, como son tortugas japonesas o cualquier otro tipo de pececillos, eso nos será de gran ayuda para todos los animales que habitamos el lugar.
Actualmente, la UNAM a través del Instituto de Biología tiene un proyecto llamado “Adopta un ajolote”, que servirá para recaudar fondos y así reactivar la zona de las chinampas. Las donaciones se usarán para conservar la vida silvestre y realizar investigaciones para saber si existe la posibilidad de repoblar la especie.
Dentro del proyecto, también está el programa “Chinampa Refugio” que busca rescatar tanto a Xochimilco como a los de mi especie. Primero se planea rescatar la tradición chinampera, para que Xochimilco vuelva a su origen, además se han creado refugios para mí y mis amigos en diferentes zonas del lago donde no pueden pasar las carpas y otros depredadores, e incluso el agua está cristalina gracias a unos filtros naturales hechos de plantas.
¡Amigos! Ojalá puedan apoyarme a mí y a mi especie, la información se encuentre en el siguiente link:
[https://www.restauracionecologica.org/](https://www.restauracionecologica.org/)
Con información del Laboratorio de Restauración Ecológica, del Instituto de Biología de la UNAM.