Alemania, 6 febrero 2023 —Chloé Bourrat habla con sus dos hijos, Enrique y Alice, casi solo en francés. Juan Koers, su marido,
casi siempre en español. El idioma de la familia es el español. Viven cerca de Madrid. Los expertos llaman a esta estrategia "Una persona, un idioma".
Yeliz Göcmez y su marido nacieron en Turquía y viven en Fráncfort. En casa hablan turco con sus hijas Melissa (7) y Mila (4). "Afuera, en la guardería, en la escuela y en su tiempo libre, las niñas hablan alemán", dice la madre. Los expertos llaman a este método "Hogar versus exterior".
También existe el método basado en actividades. Por ejemplo: los miembros de la familia hablan árabe durante las comidas y francés mientras juegan. O el método de tiempo limitado: chino por la mañana al vestirse y desayunar, alemán por la noche.
- Animar al niño a hablar con la mayor frecuencia posible -
Muchos progenitores se preguntan [qué método es el mejor. Sin embargo, las investigaciones muestran que no hay una estrategia perfecta. "Se trata de estimular el lenguaje del niño con la mayor frecuencia y diversidad posible", dice Wiebke Scharff Rethfeldt, profesora de Logopedia en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Bremen. Eso significa hablar con los niños tanto como sea posible sobre muchos temas diferentes.
Los padres no deben establecer una regla estricta, sino elegir el o los idiomas en los que se sientan más cómodos, y en los que más puedan hablar. "Puede ser su propia lengua materna, pero no tiene por qué serlo", dice Scharff Rethfeldt.
Expresar sentimientos, dar consuelo y transmitir cercanía, son elementales, "porque no se trata de actuar como profesores de idiomas, sino como una madre o un padre que construye un vínculo afectivo con el niño”, explica.
- Ser flexibles y con excepciones -
"Separar constantemente los idiomas corresponde a una mentalidad monolingüe, monocultural. Eso ya no encaja en el mundo actual”, explica Scharff Rethfeldt. Las familias deben permanecer flexibles y cambiar de idioma cuando surja la necesidad.
Así lo hacen también la familia Koers-Bourrat cuando la situación lo requiere, por ejemplo, "cuando la madre de Chloé viene de Francia, por ejemplo, yo también hablo francés", dice Juan.
Juan y Chloé cometen rara vez errores en sus respectivos segundos idiomas. "Pero incluso los errores no son dramáticos", explica Scharff Rethfeldt. "Los niños son aprendices de idiomas muy robustos. Pueden aprender las reglas gramaticales correctas incluso si ocasionalmente escuchan oraciones incorrectas".
"En casa siempre llevamos a los niños a islas idiomáticas”, dice Yeliz. "Luego leemos a nuestras hijas un libro en alemán, por ejemplo, o escuchamos canciones infantiles alemanas, aunque hablamos turco el resto del día", afirma.
- Mezclar idiomas está permitido -
"En la vida cotidiana no se pueden separar (los idiomas) al 100 por ciento", dice Yeliz. Los logopedas ahora están de acuerdo en que mezclar idiomas es perfectamente permisible. Los niños saben qué palabra pertenece a qué idioma. Ya aprenden en el vientre materno a distinguir idiomas según sus sonidos.
"Le estamos mostrando al niño: 'mira, también soy multilingüe, puedo hacer malabarismos con los idiomas y cambiar de un lado a otro. Eso es algo positivo, una habilidad que me distingue, y a ti también¡".
- ¿Ser bilingüe tiene desventajas? -
Hay algunos mitos, pero las investigaciones han demostrado que los niños bilingües tienen los mismos problemas que los que solo hablan un idioma. Pero sí es verdad que pueden tardar en hablar ambos idiomas al mismo nivel, porque necesitan más tiempo, ya que reciben más información.
Y ventajas también las hay. Además de hablar varios idiomas, está "el acceso a otra cultura, a otra manera de vivir”, dice la logopeda. Además, los niños que aprenden dos idiomas, pueden aprender otros con mucha más facilidad.