Francia, 27 de julio 2023—El mundo de la cultura exige reformas al Estado, no sólo en el sistema educativo
sino también en la policía para combatir el racismo.
El disparo a Nahel, un chico de 17 años, durante un control de tráfico en el barrio parisino de Nanterre y los altercados que se desataron posteriormente, con disturbios entre jóvenes y la policía, fue sólo la gota que colmó el vaso.
Desde entonces, el país busca cicatrizar las heridas, pero éstas son más profundas de lo que parece. Mientras, el mundo de la cultura exige reformas fundamentales para poder avanzar.
::: La época colonial de Francia: un "agujero negro" :::
Abdelwaheb Sefsaf, de 53 años, director del teatro de Sartrouville y el de Yvelines, a diez kilómetros al norte de Nanterre, es hijo de una pareja argelina que se instaló cerca de Saint-Etienne, en el sureste de Francia en 1948 -cuando Argelia era aún un departamento francés. Sefsaf habla de un "malestar profundo e innato" que sienten las personas con raíces en las antiguas colonias francesas. "Todos tenemos que vivir con este agujero negro en nuestra historia que pesa como si fuese un secreto familiar", afirma en una entrevista con DW.
"En Francia simplemente no se enseñan muchos episodios oscuros de su pasado colonial. Como resultado, incluso los jóvenes de los suburbios no pueden definir con precisión su propia historia e identidad."
::: Un colonialismo no resuelto :::
Sefsaf ha encontrado su "propia forma de aliviar el dolor": escenifica partes de la historia colonial francesa, como la deportación de más de 200 argelinos al territorio francés de ultramar Nueva Caledonia, en el Pacífico, en 1871, después de que se rebelaran contra el dominio colonial francés. "Obras como ésta también pueden ayudar a otros a enfrentarse al trauma; los artistas, sin duda, podemos aportar nuestro granito de arena", sostiene.
Sefsaf también opina que hay que destinar más dinero a la educación, para que haya una verdadera igualdad de oportunidades. "La educación es un remedio para la desesperación que muchos sienten".
::: Racismo contra los inmigrantes :::
Benjamin Villemagne, director de la compañía de teatro parisina Quincaillerie Moderne, también cree que el Estado es el principal culpable del malestar de muchos habitantes de los suburbios. Villemagne opina que el Estado no sólo tiene que renovar el sistema educativo sino también hacer "reformas profundas en la judicatura y la policía para combatir de una vez esta fractura en la sociedad".
Con todo, el teatro podría desempeñar un papel, pero tendría que renovarse en profundidad. "Deberían abordarse problemas actuales como los de los suburbios y ponerlos en el centro del debate público".
::: La música para soportar el racismo :::
A Kristo Numpuby, músico francés que pasó los primeros 22 años de su vida en Camerún, en África Occidental, no le sorprenden los recientes altercados. "Por un lado, la policía asume automáticamente que los jóvenes siempre están tramando algo, pero, por otro, los jóvenes ya no tienen paciencia para escuchar y reaccionan a las provocaciones de manera inmediata", sostiene.
Y la música podría ayudar sobre todo en este último punto. "Nos ayuda a expresar y canalizar mejor los sentimientos, nos da placer, actúa como un analgésico", dice.
La música también fue un salvavidas para Salomé Bossoku, nacida en Francia e hija de inmigrantes congoleños.
"La música era y es mi rayo de esperanza, la fuente de mi fuerza. Toda la tristeza, la rabia y la impresión de no ser comprendida, nunca pude expresarlas con palabras; expreso estos sentimientos cuando canto o toco el piano", dice.
Bossoku cree que debería darse a más jóvenes la oportunidad de tomar clases regulares de música, porque "les mostraría otra forma de expresar su rabia".