Fernando Valverde (Granada, 1980) ha decidido exiliarse de España hasta que le permitan ver a su madre,
quien se sublimó en una metáfora en su más reciente libro de poemas, que el poeta y ensayista presentó en México junto con su ensayo a 200 años de la muerte de Lord Byron.
“Yo vivo en otro país, he fundado una familia en Estados Unidos, doy cursos en una universidad allí. Y de alguna forma me robaron a mi madre. Me exilié de España, no voy a volver nunca hasta que me permitan verla, hasta que me permitan que pueda conocer a su nieto, a mi hijo, que tiene ya dos años y no ha tenido la oportunidad de conocer a su abuela”, comentó el poeta en entrevista exclusiva para El Punto Critico
Profesor de la Universidad de Virginia, en Estados Unidos, ve en la tradición una herramienta de la bondad y, como los románticos europeos de los siglos XVIII y XIX, con quienes dialoga mejor que con sus contemporáneos, también estrecha la relación entre la poesía y la verdad, entre belleza y verdad.
Hurgando en el legado filosófico de Byron, el profesor de Romanticismo en la Universidad de Virginia destaca que “estaba en contra de la esclavitud, le indignaba la estupidez. De la aristocracia, respetaba la idea de que el mundo sólo puede ser cambiado por unos cuantos seres excepcionales, como Napoleón Bonaparte, a quien idolatraba”.
Tras seis años de investigación, Valverde publica el primero de dos tomos de Vida de Lord Byron (1788-1816) (UNAM), en el que revisa la infancia, la adolescencia y las primeras obras del bardo que escandalizó a la sociedad inglesa de su tiempo al ser acusado de incesto y perversión sexual. Termina cuando se va para siempre de su país, en 1816.
Señala que Byron fue un desgraciado en muchas de sus acepciones. “Nació con una deformidad, quedó huérfano de padre a los tres años (muy posiblemente se suicidó), heredó un título ruinoso, sufrió abusos sexuales durante su infancia, fue encumbrado y después despreciado por la sociedad inglesa… Jamás pudo conservar a su lado a ningún ser al que amara o que lo amara, según aseguró varias veces”.
El doctor en Filología Hispánica añade que, para recuperar la gloria, Byron “fue a Grecia a luchar por la independencia de un pueblo que no sabía hacer la guerra y que se aprovechó de él hasta su lecho de muerte. Su cuerpo regresó a Inglaterra en un barril de brandy y sus amigos quemaron sus memorias, en uno de los actos más despreciables de la historia de la literatura. En su paso por la tierra, el diablo se cruzó muchas veces con Lord Byron”, indica.
Describe al autor de Las peregrinaciones de Childe Harold como un hombre orgulloso. “Fue introvertido como quien ha sido muchas veces golpeado, cruel como quien sufrió abuso en su infancia, curioso hasta el punto de arriesgar la vida por su deseo de conocimiento”.
El también poeta detalla que Byron escribía cartas casi todos los días, por lo que son miles, misivas “que han sido imprescindibles para que pudiera reconstruir su vida, sus ideas y su relación con los otros. Fueron recopiladas en 11 volúmenes por Leslie Marchand”, refiere.
Su agenda tuvo, además de su debut en la Casa del Poeta Ramón López Velarde, la presentación de Vida de Lord Byron (1788-1816) en la Casa de las Humanidades de la UNAM, coeditora del volumen.