Sudán, 24 de septiembre 2024 ::: Kalashnikov en ristre y con los dedos formando una "V" de 'victoria': así posan,
en un video de Facebook, soldados de las Fuerzas de Apoyo Rápido de Sudán ante las antiguas ruinas de Naqa.
Esta ciudad, la más meridional del antiguo reino de Meroe, que formó parte del reino de Kush, se encuentra al noreste de Jartum, la capital de la República de Sudán, lejos del Nilo, en la estepa. Probablemente por eso, Naqa ha permanecido intacta desde su época de esplendor, hace unos dos mil años. Desde hace décadas, arqueólogos alemanes investigan allí. Ahora, Naqa es un proyecto de excavación del museo Egipcio de Múnich.
La historia del conflicto en Sudán se remonta a hace más de 20 años. El gesto victorioso de los soldados del video no encaja en absoluto con la situación casi desesperada del país: desde abril de 2023, tropas rivales vuelven a disputarse el poder en este país rico en recursos, pero abrumadoramente pobre.
Al gobernante de facto, Abdel Fattah al-Burhan, y al Ejército que controla, se oponen las milicias de su antiguo adjunto, Mohamed Hamdan Daglo, conocidas como Fuerzas de Apoyo Rápido (FAS). Este grupo paramilitar estaba bajo el mando del presidente Omar al Bashir, hasta que este cayó, después de saquear el dividido país desde 2011.
Hoy, más de diez millones de personas están desplazadas y la mitad de los 50 millones de habitantes del país padece hambre. Naciones Unidas habla de "una de las peores crisis humanitarias del mundo". El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha hecho repetidos llamamientos a las partes en conflicto para que negocien el fin de la guerra civil.
::: Yacimientos de antigüedades desprotegidos
Tres templos han sobrevivido el paso de los milenios en Naqa, otrora espléndida ciudad. Otros cincuenta templos, palacios y edificios administrativos siguen ocultos bajo grandes montículos de ruinas, así como necrópolis con cientos de tumbas.
"La situación es realmente mala", afirma Arnulf Schlüter, director del Museo egipcio de Múnich. Schlüter no sabe si el proyecto de excavación del Museo egipcio de Múnich podrá proseguir algún día. "La mayoría de los trabajadores de la excavación ha huido, la casa de excavación fue asaltada y las ruedas de los vehículos robadas. La zona está indefensa".
De momento, está descartada la construcción de un museo para albergar los numerosos relieves, estatuas y pequeños artefactos, para el que el arquitecto británico Sir David Chipperfield trazó los planos. Schlüter está muy preocupado por la gente. "¡No sabemos cómo están!"
Falta información fiable. Sin embargo, lo que sí parece claro es que la Oficina de Patrimonio de Sudán ha perdido muchos documentos como consecuencia de la guerra. Sus oficinas en Jartum fueron saqueadas cuando recién se estaba creando un registro centralizado. "Sudán se está torpedeando a sí mismo para volver a carecer de historia", lamenta Schlüter. "Incluso aunque la paz volviera inmediatamente, tendríamos que empezar de nuevo desde cero".
::: Museo Nacional saqueado
La destrucción en el país es inmensa. Las infraestructuras están dañadas en muchos lugares, las carreteras y los puentes son intransitables y el aeropuerto de Jartum ha sido bombardeado. En las ciudades más grandes, los soldados han robado y destruido museos, por ejemplo en el sur de Darfur, Kurdufan y Gezira.
En Jartum, el Museo Nacional de Sudán, con sus importantes antigüedades y colecciones arqueológicas, fue saqueado, según confirmó la UNESCO, que ha lanzado una advertencia a los agentes del mercado del arte para que no adquieran objetos culturales procedentes de Sudán.
"La situación en las zonas de guerra es dramática", dice Angelika Lohwasser, catedrática de arqueología y directora del Centro de Investigación del Sudán Antiguo, de la Universidad de Münster, que dispone de noticias recientes tras la celebración, la semana pasada, del Congreso Internacional de Estudios Meroíticos, al que acudieron egiptólogos de todo el mundo. Según Lohwasser, en el encuentro se concluyó que los bienes culturales de Sudán están "actualmente amenazados".
::: Instituto Goethe, cerrado
Mientras, el Instituto Goethe de Sudán lleva meses abandonado. Debido a su proximidad con el palacio presidencial de Jartum, se encuentra en el centro de la zona de combate. Gran parte del personal fue evacuado del país al comienzo de la crisis militar. En El Cairo, la capital de Egipto, adonde han huido muchos trabajadores culturales de Sudán, esta institución alemana ha creado una especie de "centro de operaciones".
Aunque menos que el de los propios sudaneses, el conflicto de Sudán también ha cambiado el mundo de Frank Grafenstein. Su agencia berlinesa mantenía la página web "Visit Sudan" por encargo del Gobierno sudanés, y organizaba viajes para periodistas y responsables de turismo. Especialmente populares eran actividades como bucear en el Mar Rojo y las visitas al rico paisaje cultural. Aunque el sitio web sigue en línea, Grafenstein ya no tiene contactos en el país, asolado por la guerra civil. "Desaconsejo viajar a Sudán", dice.