Alemania, 26 de septiembre 2024 ::: Existen documentos que mencionan que ya en 1462 se celebraba una feria
del libro en Fráncfort, pero la versión moderna del popular encuentro tuvo lugar por primera vez en 1949. A lo largo de sus 75 años de historia, uno de los mayores logros del evento ha sido tender puentes a través de la "diplomacia del libro", aunque estos esfuerzos han desatado a veces también la polémica.
::: "La ilusión de un mundo unido"
En plena Guerra Fría, distintos países del bloque del Este, como la Unión Soviética, Polonia, Hungría, Checoslovaquia y Yugoslavia, participaron por primera vez en la Feria del Libro de Fráncfort en 1955.
Ese mismo año, la Alemania del Este también ofreció su primera contribución a un stand colectivo llamado "Libros del comercio interior alemán".
El periódico Frankfurter Rundschau dijo en 1957 que la Feria del Libro era, en aquel momento, el único acontecimiento comercial del mundo que permitía revivir temporalmente "la ilusión de un mundo unido".
Pero la Cortina de Hierro ensombreció la feria hasta el año de la caída del Muro de Berlín, que había sido erigido físicamente en 1961. En 1989, el escritor checo disidente Vaclav Havel ganó el Premio de la Paz del Comercio Librero Alemán, pero en su país no se le concedió el visado de salida para asistir a la ceremonia. La situación cambió radicalmente unos meses más tarde: a finales de ese mismo año, Havel se convirtió en presidente de Checoslovaquia.
::: Enfrentamientos con la extrema derecha
A lo largo de su trayectoria, también ha habido fricciones dentro del panorama editorial alemán. En los primeros años de la Feria, conocidas personalidades del sector pidieron que se prohibiera la presencia de editoriales neonazis. Pero los organizadores decidieron que, mientras no se descubriera que los editores habían infringido la legislación alemana, no se les excluiría del evento.
Este sigue siendo un tema controvertido a día de hoy, pero la postura de la feria no ha cambiado, con el objetivo de evitar la censura y promover la libertad de expresión. Ello ha provocado numerosas protestas contra las editoriales de derechas a lo largo de los últimos 75 años.
En 2017, la Policía tuvo que intervenir cuando unos manifestantes interrumpieron una lectura de Björn Höcke, el líder del partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) en el estado alemán de Turingia. Höcke, que legalmente puede ser calificado como "fascista", según un tribunal alemán, volvió al año siguiente con protección policial a la Feria del Libro de Fráncfort.
::: Plataforma para causas internacionales
En 1966, la Feria del Libro de Fráncfort también empezó a servir de escenario para manifestaciones relacionadas con cuestiones internacionales, cuando exiliados croatas se manifestaron contra expositores yugoslavos. Un año más tarde, los editores griegos se enfrentaron a estudiantes y libreros que protestaban contra la dictadura militar que llegó al poder en Grecia en abril de 1967.
1968, año marcado por las protestas estudiantiles masivas en Alemania occidental y en todo el mundo, pasó a la historia de Fráncfort como la "Feria de la Policía". Ese año, se concedió el Premio de la Paz del Comercio Librero Alemán al primer presidente de Senegal, Leopold Sedar Senghor, también célebre como poeta y teórico cultural. Los manifestantes de Fráncfort denunciaron el régimen cada vez más autoritario de Senghor.
En 1971, las protestas durante la Feria del Libro se centraron en Irán, ya que los intentos de derrocar al Shah fueron respondidos con una violencia sin precedentes. En 1989, se retiró la invitación a este país, tras los llamados del país a matar al escritor Salman Rushdie. Durante muchos años, Irán fue excluido por este motivo. En 1998, el mismísimo Rushdie hizo una aparición sorpresa en la ceremonia de apertura, entre estrictas medidas de seguridad.
Por su parte, Irán también ha boicoteado la Feria del Libro de Fráncfort en diferentes ocasiones, entre ellas en 2015, cuando Rushdie fue invitado a pronunciar el discurso inaugural. En 2023, el escritor ganó el Premio de la Paz del Comercio Librero Alemán tras sobrevivir a un apuñalamiento el año anterior.
::: Polémicos países "invitados de honor"
El concepto de país invitado de honor se introdujo oficialmente en 1988, empezando por Italia, que este año vuelve a ser protagonista. Turquía fue invitada de honor en 2008, promoviendo la diversidad de su literatura bajo el lema "fascinantemente colorida".
En el discurso inaugural del acto, Orhan Pamuk, el escritor turco más vendido y galardonado con el Premio Nobel de Literatura 2006, criticó la falta de libertad de expresión en su país natal. Pamuk ya había puesto a prueba los límites de la libertad de expresión en Turquía al hacer declaraciones sobre el genocidio armenio y los asesinatos masivos de kurdos, lo que provocó demandas en su contra y que sus libros fueran quemados por turbas enfurecidas.
La participación de China como país invitado de honor en 2009 desencadenó una polémica aún mayor. Unas semanas antes del evento, los organizadores, presionados por China, desinvitaron a los escritores chinos disidentes que iban a participar en un simposio vinculado a la feria del libro. Finalmente, los autores sí que intervinieron, lo que llevó a muchos delegados chinos a abandonar el simposio.
Cuando la entonces canciller alemana Angela Merkel inauguró la feria más tarde, acompañada de su homólogo chino, Xi Jinping, abordó la disputa en su discurso, señalando que, al aceptar subir al escenario de Fráncfort, China era plenamente consciente de que "las voces críticas serían y deberían ser escuchadas" en el evento.
En ese mismo discurso inaugural, la excanciller se refirió a la censura que sufrió en su juventud en la Alemania comunista, destacando el poder democrático de la lectura: "Esta es una de las principales razones por las que los libros son censurados o incluso quemados en las dictaduras. Los libros tienen un gran potencial de libertad".