“Estoy sosteniendo en mi mano el legado del cine mexicano”

México, 25 de octubre 2024 :::  El Teatro Melchor Ocampo, en la ciudad de Morelia, se vistió de gala para recibir

a uno de los grandes cineastas del cine norteamericano: Francis Ford Coppola. El director de la saga de El Padrino llegó a tierras michoacanas por invitación del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), en su vigésima segunda edición.

Cientos de fanáticos se dieron cita para escuchar a Coppola en una clase magistral moderada por el equipo de programación del Festival. Antes de iniciar con el diálogo, Hugo Villa Smythe –director general de Actividades Cinematográficas de la UNAM– subió al escenario para entregar al realizador la Medalla Filmoteca UNAM, la cual es otorgada por la institución a personalidades que han destacado en labores cinematográficas.

“Querido Francis, no hay adjetivos que no hayas escuchado respecto a tu obra monumental y formidable”, recalcó Villa. “Esta medalla se hace con plata que recuperamos de nuestro laboratorio. Lo que te estás llevando en ella son esos exteriores maravillosos de Gabriel Figueroa, son esas miradas poderosas de María Félix y de Dolores del Río, y en breve: un poco de la historia cinematográfica de nuestro país y de nuestra región”.

El “Tío Pancho”, como pidió ser llamado el cineasta, agradeció el gesto entre los aplausos del público y apuntó: “Lo que estás explicando, y espero que todos lo entiendan así, es que esta plata fue recuperada de las películas. Así que estoy sosteniendo en mi mano el legado del cine mexicano. Por lo que estoy muy agradecido”.

::: Una especie de hermano mayor

“La historia de Francis Ford Coppola es crucial no solamente para la historia del cine estadunidense, sino también para la historia de la cultura fílmica mundial”, así lo aseguró Francisco Martín Peredo Castro, investigador y docente de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

Y añadió: “Fue una especie de hermano mayor para una generación de cineastas que en los años setenta del siglo pasado transformaron a Hollywood. George Lucas, Steven Spielberg, Brian de Palma y Martin Scorsese, entre otros, forman, junto con Coppola, la punta de lanza de un movimiento en el que, si se pudiera hablar de una suerte de Nueva Ola Hollywoodense, sin duda alguna los tendría a ellos como los protagonistas principales”.

Peredo Castro recordó que Coppola se inscribió en la Universidad de California en los Ángeles a inicios de los 60, y fue ahí que adquirió “el conocimiento y la composición de estructuras dramáticas, provenientes de la literatura teatral. Esto se manifestó en sus primeros guiones, que le ganaron reconocimientos como el Premio Samuel Goldwyn”.

Entre 30 guiones y 70 producciones, lo que verdaderamente destaca es su labor como realizador, con 40 filmes aproximadamente, detalló el autor de Gregorio Walerstein y el cine: historia de una pasión, y puntualizó que después de una etapa de aprendizaje –incluyendo su paso por la productora de la leyenda del cine independiente estadunidense Roger Corman– y el poco éxito de sus primeros trabajos como director –no así como guionista, pues recibió el Oscar a mejor guion con la cinta Patton (1970)– llegó un periodo de consagración en los 70 con películas como El Padrino (1972), La conversación (1974), El Padrino Parte II (1974) y Apocalipsis ahora (1979).

“En aquella filmografía afloró Coppola como agudo observador de la sociedad estadunidense y a la vez como crítico de su sociedad, sus alienaciones y sus distorsiones judiciales, bélicas y corruptas”, consideró Peredo.

Y destacó: “Me parece magnífico que le den la Medalla Filmoteca UNAM porque sin duda la merece, no solamente por su contribución personal a la cultura fílmica universal, sino además porque él mismo se ha preocupado siempre por rescatar legados importantes de ese universo cultural, como cuando restauró Napoléon de Abel Gance, o cuando contribuyó en el cortometraje sobre Henri Langlois, el heroico preservador fílmico de la Cinemateca Francesa”.

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