Lo trascendente de su figura es que a estos lenguajes les fue agregando otros conocimientos - CDMX, México, 07
de noviembre 2024 ::: Es cierto que Gloria Contreras (1934- 2015) estudió ballet y se especializó en un lenguaje neoclásico, pero no es lo único ni lo más importante de su trayectoria.
Lo trascendente de su figura es que a estos lenguajes les fue agregando otros conocimientos, gracias a su gran curiosidad intelectual. De esta manera se hizo experta en música y creó obras para todo tipo de composiciones. Se decantó por coreografías abstractas y llegó a abordar temas políticos, feministas y sociales. Integró conocimientos de artes visuales y otras técnicas dancísticas en sus obras. Es decir, Gloria Contreras fue un crisol de enorme diversidad, cuyo eclecticismo era ya una necesidad renovadora en México. Y fue en esa encrucijada en la que surgió el Taller Coreográfico de la UNAM (TCUNAM).
El Taller fue creado y dirigido por Contreras; y durante 45 años desarrolló al menos 250 obras con propuestas arriesgadas e innovadoras, resultado de una búsqueda constante por expresar las emociones más auténticas del ser humano.
“Porque para ella, además del dominio técnico, lo importante era dejar la vida misma en el escenario”, aseguró Irina Marcano, quien actualmente dirige el Taller.
Los programas del homenaje titulado 90 veces Gloria consideran una serie de presentaciones durante noviembre, conformadas por una selección de 12 piezas representativas de la carrera de Contreras.
Se presentarán dos programas en foros que han sido habituales para la compañía, donde se ha presentado de manera continua desde sus inicios: el Teatro Estefanía Chávez Barragán de la Facultad de Arquitectura en Ciudad Universitaria, su sede en el Centro Universitario Cultural (CUC) y la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario (CCU).
Marcano comentó que la producción coreográfica de Gloria Contreras “estuvo marcada por propuestas únicas, pues vinculó el ballet clásico con el neoclásico, además de combinar música clásica con popular. Esto sorprendió a todos, ya que rompió los paradigmas de la danza en su época”.
Agregó que ese ha sido el sello del Taller. “Y lo seguimos desarrollando; al igual que ella, nos acercamos a la experimentación con nuevas piezas coreográficas creadas por autores actuales”.
Las presentaciones iniciarán el 8 de noviembre, a las 12:30 horas, en el Teatro Estefanía Chávez Barragán, con los ballets Brandenburgo núm. 3, Infamia, Ofrenda, Nereidas, Casi una fantasía, Arrebato, Isolda y Huapango.
En su espacio sede, el Centro Universitario Cultural, se han adaptado algunas de estas piezas para la función del 15 de noviembre, a las 12:30 horas, ya que se trata de un foro con menor capacidad.
“Pero es donde ella y sus bailarines ensayaban, así que no podía quedarse fuera del programa. Las obras son un reflejo de las emociones más profundas y complejas del ser humano”.
Y se presentan Arioso, Magdalena, Balada mexicana, Clarín de la selva y Fruta extraña, además de Arrebato, Infamia, Casi una fantasía y Nereidas.
El primer programa tendrá dos funciones más en la Sala Miguel Covarrubias del CCU los domingos 10 y 17 de noviembre, también a las 12:30.
::: La vida en el escenario
El legado coreográfico de Gloria Contreras sigue presente tanto por la metodología de trabajo del Taller, como por la pasión con la que sus bailarines, ensayadores y creativos desarrollan cada montaje.
El primer bailarín, Jorge Vega, trabajó con ella desde su llegada a México en 2008, proveniente de Cuba. “Llegué aquí con toda la escuela del ballet clásico, pero al trabajar con Gloria, ella cambió totalmente mi manera de interpretar los personajes”.
Le dijo: “Eres un bailarín, pero también un ser humano. En el escenario, en cada segundo, quiero ver tu humanidad”.
Vega consideró que el programa para este homenaje es “algo maravilloso; es como revivir a la maestra, pues se trata de un recorrido lleno de ejemplos de su forma de trabajo. Me siento muy contento de poderla homenajear. Gloria y su obra están presentes en todos los salones de la sede del Taller, así como en los bailarines”.
Los ensayadores del TCUNAM, Arturo Vázquez y Rocío Melgoza, cuyo papel es crucial en la preparación y perfeccionamiento de las coreografías, fueron capacitados por la propia Gloria Contreras.
Vázquez rememoró que exigía una entrega total y absoluta. “Ella pedía trabajar antes, durante y después de los ensayos; sobre todo, nos observaba, cuestionaba y estaba atenta a quiénes somos realmente. Sólo así se podía lograr lo que quería: dar la vida en el escenario a través de la danza”.
Rocío Melgoza recordó: “Era una mujer muy exigente con la técnica”, debido a que estudió ballet en Ciudad de México, continuó en el Royal Winnipeg Ballet de Canadá y en la School of American Ballet en Nueva York, es decir, su formación fue realmente con una técnica clásica.
A partir de los años 70, cuando regresó a Ciudad de México, “evolucionó hasta lograr combinar la técnica clásica con la contemporánea. Este programa es una selección que aporta muchísimo, pues veremos el desarrollo de su creatividad a lo largo de los años, su pasión, amor, entrega y compromiso con la danza”.