CDMX. México, 6 de enero de 2025 ::: En 2024 se conmemoró el aniversario 85 del fin de la Guerra Civil española.
A pesar de las décadas transcurridas, aún quedan por pagar muchas deudas contraídas con los diversos colectivos femeninos que integraron el exilio que siguió al fin de este conflicto armado. Uno de ellos es con las artistas visuales.
Como una aportación a la visibilización de estas grandes creadoras, se lleva a cabo la exposición Exiliadas de España. Artistas en México, que por primera vez reúne, en el Colegio de San Ildefonso, el trabajo de algunas de sus más destacadas exponentes, desde el pasado 11 de diciembre y permanecerá hasta el 27 de abril próximo.
La mayoría de las expositoras no han convivido antes en una muestra. Se trata, pues, de un esfuerzo histórico que contribuye a renovar la visión del canon pictórico en México y en España. Además, la exhibición sirve para visibilizar a las artistas, su producción y resignificar ante el público la historia reciente del arte y la herencia que las creadoras dejaron distribuida entre acervos familiares e institucionales.
El inicio traumático de la Guerra Civil española puede ubicarse con la insurrección golpista de un grupo de militares, en 1936, hecho que se transformó con rapidez en una verdadera escisión del país y de sus ciudadanos en dos bandos: el republicano, que defendía los valores democráticos, y el nacionalista, que propugnaba por un modelo fascista. Con la derrota de los republicanos, en 1939, y tras un millón de muertos, inició el largo exilio de cerca de 200 mil personas: muchas de ellas jamás volvieron a pisar suelo español.
::: Resuenan nombres reconocidos y los que la historia ha relegado
La exposición reúne y refleja la amplia experiencia del exilio a través de la producción de las artistas. Se muestran obras poco conocidas, a la vez que otorga nuevos significados para las ya albergadas en instituciones públicas. Resuenan en ella los nombres de artistas reconocidas y los de aquellas que la historia ha relegado, y pone al alcance del público propuestas inéditas de varias generaciones del exilio español en México y provenientes de colecciones particulares.
El público podrá disfrutar de un rico panorama de las artes visuales producidas por las exiliadas y por las subsecuentes generaciones de mujeres vinculadas al exilio, a través de relevantes obras pertenecientes a técnicas como la pintura, la instalación, la cerámica, el dibujo, el muralismo y soportes textiles, entre otras.
Yolanda Guasch Marí, curadora de la muest ra, junto con Rafael López Guzmán, explica que, aparte de las colecciones privadas, las artistas están bien representadas en un importante número de instituciones, como se verá en la exposición.
“El propio Museo Universitario de Arte Contemporáneo tiene muchas piezas de Marta Palau y también hay obra de varias artistas de acervos de los museos de Arte Carrillo Gil, del Kaluz y del Soumaya, así como del Colegio Nacional, y de las colecciones Pérez Simón y de la Secretaría de Hacienda, entre otras”.
El proyecto, nos cuenta Guasch, pensado por los curadores –junto con la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM, y realizado también con la colaboración de instituciones aliadas como la Secretaría de Cultura federal, la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, el Centro Cultural de España en México, la Universidad de Granada, el Ateneo Español y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, entre otras–, engloba alrededor de 200 obras de arte, tanto de artistas de la primera generación del exilio como de aquellas que ya nacieron en México en los años 50 o 60, y que siguen trabajando esa memoria que recibieron de sus madres y padres, de sus abuelas y abuelos.
De tal forma que la exposición conforma un puente del pasado con el presente, es decir, con las generaciones actuales y con los muchos exilios que hoy suceden como consecuencia de los conflictos de nuestros días.
Yolanda Guasch explica que el público visitante se encontrará en la primera sala con retratos de las artistas, con la finalidad de ponerles cara y recordarlas (así como hoy en día nos es insoslayable el rostro, por ejemplo, de Frida Kahlo), situándolas al final de la guerra y al comienzo de una nueva esperanza. Después, podrán atestiguar su arte, que recuerda a España y resignifica a México, también desde la escena del muralismo, donde varias de ellas tuvieron presencia.
“En la sala cuatro, quizá la que alberga la mayor cantidad de obra, lo que queremos es que se les reconozca como artistas, y para ello hemos intentado que cada una estuviera representada con la diversidad de técnicas, de temáticas, que les corresponden, de manera que uno pueda conocer bien el trabajo de cada cual. Y en la sala cinco buscamos esa memoria del exilio pero también esa reflexión del conflicto y del éxodo. La hemos llevado hasta artistas contemporáneas porque, desgraciadamente, sigue siendo un tema del mundo actual”.
::: Sin título, Julia Giménez Cacho. / Rosita en Valencia, Manuela Ballester.
La nómina completa de las artistas está integrada por Alma Tapia Bolívar, Amaya Escalera, Carme Millà, Elena Climent, Carmen Cortés, Elena Verdes Montenegro, Elvira Gascón, Guadalupe Gaos, Josefina Ballester, Juana Francisca Rubio, Julia Giménez Cacho, Kati Horna, Loty de la Granja, Lucinda Urrusti, Manuela Ballester, María Teresa Toral, Marta Palau, Mary Martín, Montserrat Aleix, Nela Gaos, Paloma Altolaguirre, Puri Yáñez, Remedios Varo, Regina Raull, Rosa Ballester, Soledad Martínez, Teresa Martín, Teresa Olabuenaga y Yani Pecanins.
Guasch, profesora de Historia del Arte de la Universidad de Granada, recuerda que tanto ella como López Guzmán, catedrático de Historia del Arte en la misma Universidad, llevaban ya tiempo trabajando este tema; ella mediante una tesis doctoral que analizaba a las y los artistas andaluces que se exiliaron en México, y él mediante un libro colectivo, Exilio y creación, que, a principios de los años 2000, recuperaba la biografía y el contexto del exilio en las artes visuales y en la crítica.
“A partir de ese trabajo decidí que había que profundizar en las mujeres. En los relatos que yo había estudiado siempre aparecían de una forma marginal. En el año 2014 inicié la investigación que terminé publicando en 2022. Gran parte de ésta estuvo ligada a proyectos del Instituto de Investigaciones Estéticas y al Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe, ambos de la UNAM. El libro se titula Artistas exiliadas en México. Las generaciones del exilio español. Hace dos años, viendo que se cumplirían 85 años del exilio en 2024, decidimos hacer un proyecto que las visibilizara”, comenta la investigadora.
La curadora asegura que es la primera vez que se hace una exposición de las exiliadas, pues si bien las mujeres de cualquier país se han encontrado con obstáculos, ellas enfrentan una doble dificultad. “Porque son mujeres y porque no pertenecen. En España, los derroteros de la historia del arte, a partir de 1939, van por otro lado y, en México, pues no dejan de ser extranjeras. Aunque aquí son todo: son españolas y en igualdad son también mexicanas. No son más españolas ni más mexicanas, sino todo lo contrario, son esas artistas de ambos lados. Y así creo que las tenemos que reconocer en ambos países”.
Para Yolanda Guasch es tiempo de otorgarles espacio y darlas a conocer. No tanto a nivel de investigación, pues ya hay una historiografía bastante importante de mujeres, lo que falta es visibilidad.
“Lo que tenemos que hacer es el trabajo con la sociedad. Los museos, las exposiciones, tienen precisamente ese papel. Como responsables del conocimiento y de estas iniciativas debemos darlas a conocer”.
Por supuesto, quienes asistan al Colegio de San Ildefonso serán testigos no sólo de varios tipos de arte, sino de vidas artísticas muy diversas.
“La muestra cuenta la historia de las artistas, su forma de adaptarse personalmente, pero también profesionalmente. Vemos a creadoras que tuvieron dificultades y que la trayectoria que traían de España no tuvo la misma continuidad en México porque primaron las cargas familiares y el sobrevivir. Luego tenemos a otras que lo tuvieron más fácil. Las que se formaron en México”.
Vemos “como, por ejemplo, Lucinda Urrusti es una clara exponente de La Ruptura, y muchas veces es un nombre conocido, pero quizá cuando hablamos de este movimiento no es el primer nombre que nos viene a la mente. En otro sentido, Marta Palau, con gran reconocimiento, con una trayectoria de muchos pasos y aristas, no olvida sus orígenes. Es una artista que pese a formarse en México tiene en su obra ese recuerdo de España. También hay otras casi desconocidas en España que aquí se proyectan de gran manera”.