Como un hombre que creyó en la inteligencia como palanca para mover mundos, un pozo de sabiduría, información y amistad, un humanista moderno y universal, integrante de la generación del “Boom”, fue recordado el escritor mexicano Carlos Fuentes (1928-2012), por amigos colegas y autoridades del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).
En una abarrotada Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, los escritores Héctor Aguilar Camín, Federico Reyes Heroles, Hernán Lara Zavala, Juan Ramón de la Fuente, Gonzalo Celorio y Vicente Quirarte recordaron el legado cultural, humanista, social y literario de quien fuera considerado uno de los autores más sobresalientes del siglo XX en México.
Ante figuras del ámbito político, cultural y artístico, los ponentes rememoraron los primeros años de Fuentes en el mundo de las letras, su amor por la Ciudad de México, su personalidad internacional, su vocación literaria y sus viajes por el mundo.
El presidente del Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa, se refirió al homenajeado como un hombre que amaba a su país, México, y dijo que un año de su muerte, "nos hará falta su inteligencia, su visión del mundo, esa cualidad aparentemente sencilla, pero tan difícil saber encontrar a Dios y al diablo en todos los detalles".
Tras recordar su profunda inteligencia, personajes favoritos, películas y charlas que sostuvo en un par de ocasiones con el autor de "La muerte de Artemio Cruz", Tovar y de Teresa señaló que la vasta obra de Fuentes rebasa el siglo XX y es una referencia literaria vital.
En una mesa titulada "El Universo de Carlos Fuentes", Vicente Quirarte, celebró por su parte la presencia de los autores antes mencionados, de quienes, dijo, "estamos para confirmar el poder de lazo que Fuentes supo tener con los seres más próximos a él y los numerosos lectores que por serlo fueron sus amigos y los despidieron en el Palacio de Bellas Artes, en la histórica "Región más transparente a la que nunca abandono".
Al respecto, el narrador y escritor Héctor Aguilar Camín recordó cuatro escenas sobre la vida de Carlos Fuentes, entre ellas, una pequeña cena que tuvieron en Cartagena de Indias, donde describió la capacidad "precisa" de cómo funcionaba la cabeza creativa de Fuentes, al dibujar en un trozo de papel a cerca de 20 personajes del ámbito político, personajes que el mismo Aguilar Camín enmarcó y guarda en su hogar.
Lo calificó como un escritor que viajó por su imaginación, "la imaginación de otros, así como por ciudades, países, lenguas, literaturas, siempre dispuesto a moverse, a explorar, a probar lo último, lo distinto, a leer lo nuevo y a fecundarse con lo inesperado".
"Fuentes le dio la bienvenida al mundo todos los días de su vida, estuvo en él como un prestidigitador enamorado de su oficio, mezclando con libertad eléctrica, la ficción del ensayo, la pasión por el cine, por las letras, la libertad de costumbres, el brillo de la celebridad, fundido todo en un lenguaje incandescente, desafiante y libre de contenciones", dijo.
Aguilar Camín pidió no celebrar su muerte, sino, "la fiesta de su vida, que mejoró la nuestra y dar felicidad continua de su obra que vivirá en sus lectores", señaló.