• ¡Para zapatear el son… sólo el Milo, sí señor!
El día de ayer finalizó con éxito el festival Son para Milo 2013, encuentro de música tradicional mexicana que inició el viernes 31 de mayo en la plaza cívica de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros.
La edición número 12 del Son para Milo, reunió a más de 70 grupos musicales, que deleitaron durante tres días a los asistentes, con dos escenarios que compartían la misma pista de baile y alternaban su uso, los músicos lograron poner a bailar a los alegres asistentes que estaban en la pista de baile e incluso las personas que se detenían un momento a observar el espectáculo; niños, jóvenes, adultos, ancianos, todos se dejaron contagiar por los ritmos tradicionales de nuestro país y sin importar lo que usaban: tenis, zapatillas, huaraches o botas, zapatearon al ritmo de cada pieza.
Sones, huapangos, chilenas y todos los ritmos tradicionales de nuestro país se dieron cita para poner a bailar al público que pudo disfrutar las presentaciones de forma gratuita. El festival busca conservar y difundir la herencia cultural de pueblos y regiones de México.
El momento emotivo de la tarde fue cuando el músico y arreglista Ernesto Anaya subió al escenario acompañado de “Los Transax” para tocar “Cielo Rojo” en la cual los asistentes dejaron de zapatear para corear la canción.
Son Para Milo, ofreció como de costumbre, una muestra gastronómica y cultural con casi 250 puestos en los cuales se exhibían distintos productos artesanales de diferentes lugares de la República Mexicana: aretes, anillos, pulseras, collares, de varios materiales; guayaberas, blusas, blusones, camisas, chales; incluso velas, encuadernación tradicional, talla en vidrio, cristalería, calzado; eso sí, todo luciendo la calidad del trabajo artesanal hecho en México y a buen precio.
Además de deleitarse el oído, los asistentes pudieron deleitarse el paladar en el área de comida en la cual se ofrecían las clásica tlayudas del estado de Oaxaca, mixiotes, tamales, tacos de carnitas, pancita, pozole, helados, café, aguas frescas de guanábana, Jamaica y maracuyá, todo con el toque típico de cada región.