Vale la pena observar el cielo

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Sergio R. Quesada

Para ser un astrónomo aficionado no se requiere de la adquisición de un telescopio. Dentro de esta afición hay diferentes gustos, el más extenso es el gusto por observar, pero también hay quienes quieren aprender sobre el cosmos, o quienes les gusta la instrumentación y la óptica, la fotografía astronómica y también hay a quienes nos gusta la divulgación.

Observar el cielo no requiere forzosamente contar con un telescopio, hay muchos objetos que solo pueden ser observados a simple vista como son las estrellas fugaces o el reconocimiento de constelaciones, otros objetos se pueden ver mejor con binoculares, que es el primer instrumento de observación que yo recomiendo para un nuevo aficionado. La razón principal es que hay mucha desilusión entre quienes compran un telescopio esperando ver las imágenes del telescopio espacial Hubble y se encuentran que no logran observar ni los objetos ni los colores que vemos en las revistas y la televisión. Otra decepción es cuando una vez que ya se llevó la primer desilusión y saca el nuevo telescopio y no logra ver otra cosa que la Luna Júpiter, Saturno, Venus y una que otra estrella, y de ahí no pasa, la principal rezón de esto es que en la ciudad tenemos mucha contaminación lumínica que simplemente impide que logremos encontrar los objetos del cielo profundo como nebulosas cúmulos estelares y galaxias. Y cuando uno sale de la ciudad y ya tiene un cielo oscuro cuesta trabajo encontrar esos objetos en la bóveda celeste si no esta uno acompañado de un buen localizador de objetos celestes. Para colmo se la pasa uno desvelado y con frío para apenas observar tres o cuatro objetos que ni siquiera esta seguro si los observó realmente o si se los imaginó. Cuando busca uno a la pareja o los amigos que nos acompañan para confirmar que sí es real el objeto que estamos observando, ella o ellos ya están cansados y dormidos, al siguiente día nos preguntan ¿Qué viste? Uno responde “una galaxia… creo”.

Las imágenes que vemos en las revistas a todo color y con excelente calidad son en realidad imágenes logradas con muchas fotografías que con programas de cómputo se logra la nitidez que nuestra vista no logra percibir con cualquier telescopio, además el ojo está conectado al cerebro, las imágenes se van renovando constantemente, así no vemos un cuadro movido sino una secuencia de imágenes que nos da la idea del movimiento, esta característica nos impide acumular la luz que recibimos un una sola imagen pero una cámara sí puede acumular la luz tanto tiempo como tengamos abierto el obturador, las fotografías tomadas de esta manera permiten obtener imágenes de objetos muy tenues y se logra captar mejor sus colores.

Sin embargo, cuando uno se adentra a esta afición y logra observar al telescopio cosas como los cráteres de la Luna, los anillos de Saturno, las lunas de Júpiter, las fases de Venus, cúmulos estelares, nebulosas y galaxias realmente se siente uno parte de Universo, y eso vale la pena.

@SergioUniverso

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