Develan placa al pionero del Festival Internacional Cervantino

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“Como la garza, Enrique Ruelas Espinoza emigró pero nunca olvidó el nido”, expresó Enrique Ruelas Barajas, su hijo del maestro y artista considerado como el pionero del Festival Internacional Cervantino al conmemorarse el centenario de su natalicio con una placa que será colocada precisamente en el Centro Cultural La Garza de la Universidad Autónoma del

Estado de Hidalgo.

De esa forma el Patronato de la Feria Universitaria del Libro #FUL2013 y la UAEH le rinden homenaje a este hombre nacido en la capital del estado de Hidalgo en 1913 y fallecido el 5 de octubre de 1987.

“Agradezco a la UAEH por permitir que Enrique Ruelas con esta placa vuelva a estar presente en el ICL, en donde seguramente por sus patios corrió, por sus patios sembró amigos y desde ahí proyecto a Pachuca, a él mismo y ahora a su país”, expresó el también presidente de la Academia Nacional de Medicina al recordar a su padre.

El coordinador de la División de Vinculación de la UAEH, José Luis Antón de la Concha, a nombre del rector Humberto Veras Godoy, develó la placa que reza así: “Al maestro Enrique Ruelas Espinoza, hidalguense, hombre de teatro, educador y gestor cultural que dejará huella significativa en la escena de la cultura nacional”.

María de Lourdes Pérez Cesari, coordinadora de la licenciatura en Arte Dramático de la UAEH, destacó que los entremeses de Ruelas se presentaron por años rompiendo la marca mundial de puestas en escena con más de medio siglo.

Ruelas Barajas, orgulloso, recordó que su padre alguna vez ganó un concurso de teatro a personajes como Salvador Novo, Luis G. Basurto e Ignacio Retes, pero sobre todo, será recordado siempre porque fue un innovador.

No sólo montó los Entremeses de Miguel de Cervantes por más de 20 años, que fueron el origen en 1972 de lo que hoy es el Festival Internacional Cervantino, creado por órdenes del presidente Luis Echeverría, sino que los famosos entremeses los realizó con actores de la misma sociedad. En ellos actuaban sus alumnos, el rector de la Universidad de Guanajuato, pero también los hombres y mujeres comunes de aquella ciudad.

Más tarde, la periodista y escritora Pilar Jiménez Trejo narró la forma cómo siendo reportera se acercó por primera vez a Jaime Sabines, en un momento muy especial porque él era diputado y elaboraba una larga lista de insultos en contra de los diputados priístas, cuando ella le preguntó de poesía.

A partir de allí se dio una larga amistad en la que por diez años la entonces joven reportera de cultura sacó su grabadora y tomó horas de conversación con el poeta, trabajo que vio su luz en los últimos meses en la obra Jaime Sabines, apuntes para una biografía.

La escritora y periodista recuerda que Sabines decía que su poesía no era para llorar, era para celebrar la vida. “Sabines no es un best seller, pero es el único que llenó el palacio de las Bellas Artes, la UNAM y la FIL de Guadalajara; es un hombre que vivió de su trabajo, vendía telas y tenía una tienda de alimento para animales, de la literatura vivió sólo sus últimos años”, recuerda.

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