Harina, azúcar, huevo y frutas secas son algunos de los ingredientes que, combinados con algo de tradición e ingenio, se usan para elaborar la Rosca de Reyes que se parte este 6 de enero.
El origen de este pan tiene carácter religioso, ya que los primeros cristianos lo utilizaban para recordar el escape de Jesús y su familia a Egipto después de que Herodes por el miedo de ser destronado mandó matar a todos los niños menores de dos años.
Aquellos cristianos, originarios de Palestina, combinaron ese hecho con la visita de los Reyes Magos de Oriente y crearon dicha celebración en la que elaboraban un pan de harina blanca y levadura, cocida en forma de rosca, endulzándolo con miel y adornándolo con frutos del desierto.
La forma circular de la rosca simboliza el amor eterno de Dios, que no tiene principio ni fin, mientras que la decoración simbolizan las distracciones del mundo, que nos impiden encontrar a Jesús.
El muñequito escondido dentro de la rosca simboliza a Jesús, que los reyes no encontraban porque la estrella que guiaba a su paradero desaparecía.
En México, el que encuentra esta figurita de la rosca se convierte en el centro de la fiesta se le pone una corona hecha de cartón y cubierta de papel dorado y se le da el nombramiento de padrino del niños.
El padrino deberá vestir con ropas nuevas a la imagen y presentarla en la Iglesia el 2 de febrero, día de la Candelaria. Después hará una fiesta con tamales y atole.
En la actualidad los ingredientes han variado y existen roscas rellenas de mermeladas, crema batida o hasta chocolate, mientras que el muñequito se ha adaptado a los tiempos modernos y en algunas ocasiones muestra posturas diferentes a la tradicional que representa a Jesús en el pesebre.
En México este tradicional platillo se decora con cerezas, higos, naranja cristalizada y otras frutas cristalizadas, así como nueces y tiras de azúcar.
La partida de rosca se da el 6 de enero y reúne a las familias que conviven y comparten un buen rato de alegría en torno a este manjar lleno de carbohidratos.