Evoluciona poesía mexicana: Eduardo Lizalde

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El poeta mexicano Eduardo Lizalde afirmó que la poesía mexicana y en general latinoamericana está en constante movimiento a través de “evoluciones reales que ocurren y que son impredecibles con los tiempos”.

En entrevista con motivo del X Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada “Federico García Lorca”, que

recibió el pasado jueves, indicó que en México desde el siglo XIX “la poesía no se ha detenido nunca” y en la actualidad “hay muchos nuevos poetas muy buenos”.

Explicó que en el caso de México, se destaca del siglo XVII la forma en que Sor Juana Inés de la Cruz iguala a otros que eran mayores que ella, mientras que en el siglo XIX se consolida una poesía que se desprende “del pupilaje” de la literatura europea.

Lizalde (México, 1929) destacó casos de finales del siglo XIX, como Benito Díaz Mirón, José Juan Tablada y, especialmente, Rubén Darío, que “con celebridad y calidad estética va más allá de una generación e influye ya en toda poesía española”.

Asimismo, refirió autores mexicanos de la primera mitad del siglo XX, como José Gorostiza, Carlos Pellicer, Xavier Villaurrutia y Salvador Novo, que “son poetas que renuevan no sólo la poesía sino el sentido estético”.

Apuntó que se trata de una generación de poetas que antecedió a la que encabezarían Octavio Paz, José Emilio Pacheco, Jaime Sabines y a la que él pertenece, y que en la actualidad hay “muchos, en México y latinoamericanos con una gran producción”.

“Creo que la producción poética mexicana y latinoamericana fue el primer verdadero ‘boom’ de la literatura, que estaba antes que los novelistas”, manifestó.

“Es largo el efecto de la poesía mexicana y latinoamericana, e insisto en que son muchos ahora los autores de 30, 40 y 50 años de edad. Hay una trayectoria enorme y poesía mexicana que no se ha detenido nunca desde principios del siglo XIX e inicios del siglo XX”, precisó.

Sobre el premio Federico García Lorca, expuso que es un honor que lleve el nombre “del más célebre poeta de la primera parte del siglo XX y una de las figuras más destacadas de la poesía entera”.

“No me lo esperaba, y no sólo por todas las instituciones que intervinieron en ésto, sino porque Lorca, y toda su imponente generación nos formó a todos en la mía, en mi juventud y adolescencia lo que aspirábamos a hacer cuando leías a los 15 años era escribir como Lorca”, dijo.

Comentó que se trata de un premio que reconoce una trayectoria, como la mayoría de galardones de poesía que llegan cuando ya hay toda una obra terminada.

“No son los premios los que hacen la poesía, estos premios reconocen trayectoria y producción”, abundó.

Sobre su carrera, Lizalde enfatizó que descarta “muchas de las ilusiones juveniles” y que incluso tiró a la basura poesías escritas en sus primeros años, ya que la poesía “es un arte que requiere maduración, formación cultural y muchas lecturas”.

Señaló que la producción de una obra personal con características nuevas, “sólo ocurre cuando el poeta encuentra su voz, descarta influencias librescas y encuentra camino para expresar algo que los demás no han dicho, cosa siempre difícil en el terreno de la literatura”.

“Se logra cuando sus interlocutores mayores y de prestigio señalan que es un libro no escrito en la literatura, y eso el poeta no sabe si va a ocurrir; sin interlocutores el poeta no viviría ni prosperaría; pervive debido a la interlocución de iguales, grandes lectores de poesía, críticos y maestros”, añadió.

“Cambian los tiempos, pero creo que las obras que no mueren son no sólo las que perviven como obras particulares sino que hacen efecto en las de otros escritores, que transforman la mentalidad, el estilo y concepciones estéticas de generaciones enteras”, apuntó.

De su producción, resaltó el libro “El tigre en la casa” (1970), como el de mayor impacto, con efecto imprevisible en los jóvenes de la época y en sus mayores, y que por eso decidió continuar con el tigre.

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