Georgie está convencido, como todo el vecindario, que todo acabará antes de que lleguen las Navidades, pero el tiempo pasa y la guerra sigue, y poco, a poco, la vida de Alfie se va cuesta abajo.
Han pasado cuatro años, y Alfie conoce todos los sinsabores de esta guerra interminable: vecinos que desaparecen; la tristeza y el cansancio reflejados en el rostro de su madre, los periódicos dando cuenta diaria de los fallecidos en la contienda y, sobre todo, la terrible angustia por no tener noticias de su padre. Al principio llegaban animadas cartas desde el frente; con el tiempo, fueron volviéndose sombrías Desde hace un año y medio, ni una sola línea. Para Alfie sólo significa una cosa: su padre está muerto y su madre no quiere decírselo.
Una mañana, mientras Alfie está lustrando los zapatos a un señor en la estación de ferrocarril, una ráfaga de viento hace que éste pierda unos papeles. Y al ayudarlos a recogerlos Alfie descubre, con horror, que es un médico y que tiene un registro de pacientes ¡donde figura el número de su padre!
¡Georgie está vivo!
Alfie, decidirá ir a buscarlo para regresarlo a su casa cueste lo que cueste…
John Boyne es y será mundialmente conocido por su novela El niño con el pijama de rayas. Con más de dos millones de ejemplares vendidos, consiguió conmover al público con una historia tan tierna como sobrecogedora. Ahora, con Quédense en la trinchera y luego corran vuelve a describirnos los horrores de la guerra y las peripecias de un niño que hará hasta lo imposible para recuperar a su padre.