El ego

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Sigmund Freud nació en 1856 en el pueblo de Freiberg, en la región de Moravia, que ahora es parte de la República Checa. Su pobre familia se mudó a Viena, donde el papá encontró trabajo. Sigmund, nunca defraudó el esfuerzo de sus padres al sostenerlo para que se dedicara a la escuela, fue un magnífico estudiante, quien después de sus estudios filosóficos optó por la medicina, sin embargo, dedicó su talento no a curar las enfermedades comunes, sino las que son creadas por la mente. El se internó en los

vericuetos de los pensamientos, primero analizándose a sí mismo, llegando a la conclusión de que en la mente de todos los seres humanos existe una porción escondida llamada subconsciente en donde radican impulsos sexuales y agresivos, junto con defensas que luchan en contra de ellos, y cada bando pelea por ganar supremacía, sus conclusiones le costaron que la puritana sociedad de aquella época se escandalizara respondiendo que eso era obsceno.

Alrededor de 1890, cuando sus pacientes acudían quejándose de molestias físicas, Freud intuyó que los malestares eran consecuencia de vidas atrapadas e insatisfechas, por lo cual, les dió oportunidad a que se explayaran revelando inconfesados secretos, ventilando su bagaje de frustraciones, fue así como nació el Psicoanálisis. A Sigmund Freud, también se le ocurrió escribir sus propios sueños, buscando as claves para descifrar los procesos del subconsciente. Este médico analizaba los sueños, no con supersticiones haciendo de estas interpretaciones una charlatanería, sino que Freud desmenuzaba el mundo onírico, buscando símbolos que la propia mente construye para expresar situaciones presentes o del pasado, cuando la mente se libera de restricciones y defensas forjadas por la educación familiar, la religión o los prejuicios impuestos por la sociedad.

El libro que cimentó la reputación de Freud fue La interpretación de los sueños, publicado en 1900. Freud comenzó a tener discípulos, este grupo de adeptos solía reunirse en su pequeño apartamento donde se formó La Sociedad Psicoanalítica de Viena, en 1908.

Mucha gente cree que el psicoanálisis o las terapias son para casos extremos, pero en realidad no existe un ser humano que no se beneficiaría de algunas consultas al respecto, según lo amerite la inquietud. Un alivio social son las terapias familiares. Los psiquiatras y los psicólogos son profesionales que han estudiado el comportamiento humano, el cual se rige por patrones, los cuales son factibles de corregir para lograr una mejor convivencia marital, filial y social. Sigmund Freud, audaz cirujano de la psiquis, se internó ahí para extirpar los intangibles tumores que estorban y atormentan, aún así, él padecía profundas ansiedades que trataba de mitigar fumando, en este artículo él aparece fotografiado por Max Halberstadt en 1922; su adicción le provocó cáncer en el paladar y la mandíbula.

Para manejar y referirse a las situaciones específicas de los pacientes, Freud acuñó los siguientes términos: Id, es la parte de la mente de donde emergen los instintos primarios, ya sean furia o lujuria. Superego es donde residen las reglas impuestas por los padres y la sociedad, de aquí surgen las culpas cuando alguien decide tomar otro destino diferente al esperado. Y finalmente el Ego, el cual es el mecanismo de la mente que nos hace capaces de estar en contacto con la realidad, el Ego es el mediador entre la lucha que existe entre el Id y el Superego.

Del Ego es de donde podemos extraer la gema final; la joya de vivir en íntima y sincera actitud hacia nosotros mismos, y sin lastimar la autonomía de los demás, ser capaces de encontrar nuestro propio sendero, despojándonos de las restricciones religiosas, la tiranía paterna, los chantajes maternos, o el qué dirán. El Ego puede ser un tigre o un borrego, la decisión dependerá del arrojo personal de cada uno de nosotros.

Cuando Sigmund Freud tenía ochenta y un años, los nazis ocuparon Austria, este genio se negaba a abandonar su hogar, pero sus amigos lo convencieron de que su vida peligraba por ser judío, además su hija menor Anna fue arrestada por un tiempo, estas circunstancias lo obligaron a emigrar hacia Inglaterra, en compañía de su leal esposa Martha Bernays y de su hija Anna, quien siguió los pasos de su padre en las investigaciones psicológicas, especializándose ella en el estudio del comportamiento infantil. Sigmund Freud, murió poco tiempo después de que los nazis invadieran Polonia, desatando con esto la Segunda Guerra Mundial. Su deceso ocurrió en la capital inglesa el 23 de septiembre de 1939.

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