El Ballet de la Ciudad de México presentó, en la Sala Principal del Palacio de Bellas Arte, el espectáculo “Pedro y el Lobo”, del compositor Sergei Prokofiev, en el que convive la magia, la música y personajes fantásticos.
Ante un gran número de espectadores, la agrupación dancística, bajo la dirección artística de Isabel Ávalos, conquistó al público infantil.
Una atractiva escenografía, que incluyó una casita de madera, unos arbolitos y una cerca, vistió la propuesta dancística en la que los bailarines del Ballet de la Ciudad de México brillaron por su técnica y talento.
Con movimientos acrobáticos a cargo del lobo y del gato, quienes bailaban alrededor de Pedro y otros personajes, los artistas conquistaron al público, pues al finalizar su actuación sonaron fuertes ovaciones.
Antes, el narrador del espectáculo, Samuel Escobar, dio una breve introducción de la vida y obra de Prokofiev; durante ésta se proyectaron fotografías sobre una pantalla en el escenario.
El espectáculo “Pedro y el Lobo” comienza con la presentación de cada uno de los personajes.
El pajarito es representado por la flauta y la danza clásica; el pato por el oboe y la danza contemporánea; el gato por el fagot y la danza de carácter, y el gran lobo por los cornos y movimientos acrobáticos.
Pedro está representado por los instrumentos de cuerda y la danza de semi-carácter, mientras que los disparos de los rifles de los cazadores, por los timbales y el gran tambor.
La historia inicia cuando, pese a las advertencias de su abuelo sobre un peligroso lobo, Pedro sale a jugar, afirmando ser un muchacho valiente y fuerte.
El protagonista juega tranquilamente con el gato, el pato y el pajarito; todo parece indicar que será un día como cualquier otro. Sin embargo, de pronto, el gran lobo gris se encuentra al acecho.
Con mucha astucia y gracias a la ayuda de sus amigos, Pedro captura al Lobo y lo entrega a unos cazadores para que lo lleven al zoológico.
Todos bailan y festejan alegremente, incluso el abuelo, quien se siente muy orgulloso de Pedro.