La juventud permite a los jóvenes ser, en ocasiones, impertinentes, como dirían las abuelitas.
A mí llegada al plantel 5 de la Escuela Nacional Preparatoria de la UNAM un mundo de saber se me abrió, como también tener que adaptarme a los cambios académicos que conllevaba ese nivel.
Cada maestro, como es costumbre inmemorial, se presentó ante los alumnos con diferentes actitudes y advertencias. Unos más severos que otros, pero todos conminándonos a superar el año escolar (ciclo todavía de dos años)
Todos ellos me dejaron una huella indeleble; pero hubo uno especial en mi vida preparatoriana. Inició su cátedra advirtiendo, palabras más, palabras menos:
-En mi clase, el 80 por ciento de los alumnos reprueba y el otro 20 por ciento pasa con rigor académico.
Aún inexperto en la prudencia que debe haber en el diálogo con los profesores solté el comentario:
-Un buen maestro saca adelante al 80 por ciento y con el restante no lo hará nunca pues seguramente son unos retrasados mentales.
El docente se puso rojo y no dijo nada; sacó su lápiz y observé que ponía un puntito en la lista de asistencia.
Obvio que mis compañeros de clase me auguraron la pérdida de esa asignatura. Los dos primeros bimestres, como era de esperarse, los reprobé.
Vinieron las vacaciones de primavera y al regreso a clases el académico de marras no se presentó. Según contaron después disfrutó la Semana Santa en el puerto de Acapulco hasta que, en la playa del Revolcadero se atrevió a retar al bravo oleaje que la distingue de las otras cercanas con fatales consecuencias.
-Qué sabio es el Universo, pensé.
Es costumbre que cuando tiene uno un encuentro con un niño o un joven preguntar: ¿Y cómo vas en la escuela? Con la respuesta obvia:Muy bien. A una personita muy apreciada por mí le inquirí recientemente cómo iba con la carrera que lleva en la Universidad y me contestó:
-Pues el 80 por ciento del área en la que estoy inscrita va reprobada y no tenemos para cuando terminar la carrera. Es más, te desafío a que le preguntes al director de la facultad si esto no es cierto.
Esto me obligó a meditar:
-El director de la facultad me responderá seguramente que no tiene una planta académica integrada por idiotas; además, espero que no le guste ir a nadar a la playa del Revolcadero.