El cineasta y actor mexicano Diego Luna afirmó hoy que es indispensable que se replantee la relación entre el ciudadano y sus gobernantes, no solo en Estados Unidos, sino en el mundo entero.
Luna se encuentra en esta ciudad norteña, en el marco de la 62 edición del Festival de Cine para presentar su
película “César Chávez”, la que compite por el Premio del Público en la Sección Perlas.
El mexicano no es un desconocido en este certamen. Ha estado presentando películas como actor, con la película “Y tu mamá también”, pero también ganó el premio Euskaltel de la Juventud, en 2010, como director de “Abel” y en 2013 fue parte del Jurado de la Sección Oficial.
Entrevistado en el emblemático Hotel María Cristina donde se alojan muchas de las estrellas que vienen al festival, manifestó su satisfacción por el recibimiento que ha tenido la película “César Chávez” y anotó que la lucha que el activista emprendió no ha terminado.
“La lucha no terminó, la lucha no ha acabado, creo que a pesar de que existen las herramientas hoy somos más indiferentes que nunca”, dijo.
Para el mexicano, cuya película es producida por John Malkovich, ahora César Chávez tiene toda la vigencia.
“Para mí, esta película es importante hoy porque nos demuestra que si el cambio llega un día es porque nos involucramos, porque nos creemos capaces de generarlo”.
Subrayó que este movimiento no necesitó de una varita mágica y lo que César Chávez logró fue darle confianza a una comunidad que vivía ignorada, que vivía completamente desarmada en todos los sentidos.
“Era una comunidad rota, una comunidad que vivía en el miedo, sumida en el miedo y de repente encontró esa confianza, esa convicción y se creyeron capaces, hicieron una cosa que me parece muy pertinente de contar, involucraron al consumidor, en lugar de golpear directamente a una industria, usar los puños y usar la violencia”, agregó.
Remarcó que “hoy en Estados Unidos se vive una situación de una hipocrecía total, de una doble moral”.
“Hoy un país que habla de libertad permite que más de once millones de trabajadores no tengan un status legal, un sistema que se enriquece, que se alimenta del trabajo de estas más de once millones de personas, no los reconoce y no les ofrece los derechos básicos que cualquier ciudadano merece”, siguió.