Conformada por las piezas de la habitación donde vivió y murió la coleccionista de arte popular Ruth D. Lechuga (1920-2004), la exposición "El cuarto rosa, vida y muerte en el arte popular" estará abierta del 24 de octubre al 25 de enero entrante en el Museo Franz Mayer.
Se trata, explicó Gabriela Olmos, subdirectora de Artes de México, de un amplio viaje por la vida y los recuerdos de esa investigadora que tuvo especial fijación por el estudio y fascinante contemplación por el tema de la muerte en México.
"El cuarto rosa es una suerte de mirada de la muerte tradicional mexicana desde la perspectiva de la coleccionista exiliada", añadió.
Olmos comentó que integrada por piezas encontradas en la antigua habitación de la investigadora austriaca avecindada en México, la exhibición muestra la íntima seducción de la coleccionista por la celebración de la muerte en este país.
"Y en colaboración con Artes de México, se editó un catálogo de la serie ´Usos y Estilo´ que acompaña la muestra", precisó.
En el acto de presentación, Olmos recordó cómo conoció a la doctora Lechuga y las charlas que sostuvieron en torno al arte popular y sus creadores, básicamente artesanos de las comunidades indígenas del país, a quienes ambas conocieron muy bien. "Ella recorrió gran parte del territorio nacional haciendo amistad con los artistas", acotó.
Explicó que la muestra presentará más de 50 piezas de arte popular, objetos personales, de ornato y uso cotidiano, así como fotos de la coleccionista que llegó a México huyendo de la muerte que provocaba la Segunda Guerra Mundial, y se refugió aquí para enamorarse de ella a través del arte popular, ya que en su colección destacan las calaveras.
El cuarto rosa es una recreación de la recámara de la doctora Lechuga, en la que se pueden apreciar calacas, esqueletos, máscaras y juguetes en diversos materiales, desde madera hasta lámina, de papel a caña de azúcar, y cartón a fibras naturales.
"Es a través de ese cuarto como se puede conocer el amor de Ruth por México", subrayó la subdirectora de Artes de México.
Olmos realizó evocaciones sobre el personaje, cuya mirada siempre estuvo posada en las personas, sobre todo en los artesanos, pues fue un ser muy humano.
"Por mi admiración hacia ella visité varias de las comunidades que ella frecuentó en vida, y recuerdo que al llegar a la Sierra, y nombrarla, el rostro de los indígenas se iluminó de inmediato", acotó.
Ruth D. Lechuga murió en su casa, entre calacas y calaveras. Nunca estaba sola, pues ella decía que cuando cerraba los ojos veía a cientos de artesanos anónimos, quienes habían realizado con sus propias manos las artesanías que tenía en su casa, conformada por tres departamentos continuos y conectados en un edificio de la colonia Condesa en esta ciudad.