Las personas pueden convertirse en adictos a comer por sí mismo, pero no para consumir alimentos específicos, como los altos en azúcar o grasa, revela una nueva investigación de la Universidad de Edimburgo, en Escocia.
Elaborado por un equipo internacional de científicos, el estudio no encontró evidencia sólida que compruebe que la
gente pueda ser adicta a las sustancias químicas en ciertos alimentos.
“El cerebro no responde a los nutrientes de la misma manera como lo hace a drogas adictivas como la heroína o la cocaína”, refiere John Menzies, investigador en el Centro Universitario de Fisiología Integrativa.
En cambio, agrega, las personas pueden desarrollar una compulsión psicológica para comer, impulsado por los sentimientos positivos que el cerebro asocia con la comida. Éste es un trastorno del comportamiento y podría clasificarse junto a condiciones como la adicción al juego.
“La gente trata de encontrar explicaciones racionales para el sobrepeso y es fácil culpar a los alimentos. Algunas personas tienen una relación adictiva con determinados alimentos y que puedan comer en exceso, a pesar de conocer los riesgos para su salud”, señala.
Más vías para el tratamiento se pueden abrir, si pensamos en esta condición como una adicción de comportamiento más que una adicción basada en alguna sustancia, indicó.
A su vez, la profesora Suzanne Dickson, coordinadora del proyecto NeuroFAST que estudia la neurobiología de la conducta alimentaria, la adicción y el estrés y es financiado por la Unión Europea, resalta que ha habido un gran debate sobre si el azúcar es adictivo.