Un grupo internacional de investigadores descubrió una proteína en la sangre que indicaría si las personas sufrirán un declive de la función cerebral, lo que facilitaría un diagnóstico temprano de la enfermedad de Alzheimer.
Los científicos realizaron un estudio para identificar las proteínas plasmáticas asociadas con posibles marcadores de la enfermedad de Alzheimer, especialmente en sus etapas pre-sintomáticas, a fin de hallar un método de detección temprano económico y no invasivo.
Los estudios para diagnosticar la enfermedad como resonancias magnéticas o tomografías, revelan signos entre 4 y 17 años respectivamente antes de la aparición de la demencia, pero requieren instalaciones especializadas y en general son caros.
En la actualidad no existen tratamientos que retrasen o prevengan la aparición de la enfermedad, pero la detección del Alzheimer desde la etapa asintomática allanaría el camino al desarrollo de tratamientos contra la demencia, que afecta a 44 millones de personas en el mundo.
Buscando sustitutos de diagnóstico, los investigadores encontraron que la sangre puede ser una fuente útil, pero sólo se han realizado dos estudios de descubrimiento comparando proteínas de la sangre a los fenotipos relacionados con la enfermedad en individuos asintomáticos.
El equipo de expertos analizaron esta vez los niveles de mil 129 proteínas que circulan en la sangre de más de 200 gemelos y los compararon con los datos de pruebas de función cognitiva efectuados durante 10 años.
Los resultados, publicados en la revista Translational Psychiatry, muestran que los niveles de una proteína, llamada MAPKAPK5, tendían a ser más bajos en aquellas personas con una función cerebral disminuida.
Esa proteína está involucrada en la transmisión de mensajes químicos dentro del cuerpo, pero su vínculo con el deterioro cognitivo quedó claro, aunque pasaría más de una década -a partir de los primeros cambios en el cerebro- antes de notar síntomas como pérdida de memoria.
Se espera que los casos de demencia se tripliquen a nivel mundial para el año 2050, a 135 millones de pacientes, debido a que no hay cura o tratamiento.
“La gente piensa que puede ser difícil de revertir 20 años de posibles daños a su cerebro, pero si se detecta la enfermedad mucho antes, entonces podría ser capaz de encontrar algo que funcione”, sostiene Steven Kiddle, científico del Colegio Real de Londres.
Una prueba de sangre podría ayudar a identificar a las personas vulnerables, pero para “poder ir al médico a preguntar ‘¿tengo Alzheimer o no?’ aún falta mucho camino”, admite.
Los investigadores aseguran que el hallazgo de esta proteína es un gran paso, pero que son necesarios más estudios para conocer con precisión la manera en que ésta produce cambios en la memoria y en el pensamiento.