El deterioro cognitivo que aparece con el envejecimiento depende de factores fisiológicos, ambientales y sociales, afirmó el académico de la División de Investigación de la Facultad de Medicina de la UNAM, Antonio Villa Romero.
Este padecimiento se manifiesta con la pérdida de funciones como la memoria, la atención y la velocidad de procesar información, por lo que el investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se dio a la tarea de estudiar a los adultos mayores.
De acuerdo con un comunicado de esta casa de estudios, Villa Romero y sus colaboradores iniciaron el estudio con personas mayores que se encontraban en situación de abandono o carencia social, los cuales acudían al Hospital General de Xoco por algún accidente o urgencia.
Luego, investigaron a personas que acudían a consulta externa en un Centro de Salud para el control de una enfermedad crónica, así como residentes de una unidad habitacional en Copilco, muchos de ellos ex académicos jubilados de la UNAM con un nivel educativo alto.
En la actualidad, el equipo de Villa Romero sigue con su investigación con miembros de la Universidad de la Tercera Edad, plantel Mixcoac, que depende del Gobierno del Distrito Federal.
“En los tres primeros lugares aplicamos los mismos cuestionarios e instrumentos neuropsiquiátricos a un número similar de individuos: 100, aproximadamente. En la Universidad de la Tercera Edad, donde también los manejamos, el escenario es muy optimista, porque la matrícula es de alrededor de dos mil adultos mayores”, abundó.
El síntoma inicial del deterioro cognitivo en esa población es la pérdida de la memoria, que primero se manifiesta por medio de lo que se conoce como queja subjetiva de memoria u olvido involuntario; después, viene la etapa del deterioro cognitivo en sí, que al comienzo puede ser leve o avanzar de manera progresiva.
Al final, la etapa avanzada es la demencia senil; la más común de éstas es la enfermedad de Alzheimer, en la que el deterioro es muy importante, con pérdida de funciones de independencia básica como alimentarse, ir al baño y asearse.
“Una persona con queja subjetiva de memoria es aquella que se pregunta, por ejemplo: ‘¿dónde dejé las llaves de la casa?’ o ‘¿dónde estacioné el automóvil?’ Esto no significa que al tenerla, forzosamente evolucionará hasta padecer demencia senil”, señaló el investigador.
Una vez que pasa a su segunda etapa, el deterioro cognitivo puede ser diagnosticado con diversos instrumentos neuropsiquiátricos, entre los que destacan el razonamiento numérico y el verbal.
“Éstos permiten explorar la memoria. Entonces, según el grado en que se vaya perdiendo, se puede clasificar el deterioro como leve, moderado o severo”, indicó.
Ante esta situación, Villa Romero recomendó que actividades intelectuales como leer, solucionar problemas matemáticos o crucigramas, jugar ajedrez o juegos de memoria, y usar la computadora, entre otras, aumentan la reserva cognitiva.
“Si se incrementa constantemente la reserva cognitiva, se llegará a la etapa de adulto mayor con una menor probabilidad de desarrollar deterioro cognitivo, y cuando éste aparezca como efecto del tiempo, será a una edad más avanzada.
“Es indudable que, desde el punto de vista social, el nivel de escolaridad juega un papel fundamental: entre más años de estudio, más reserva cognitiva y menor probabilidad de deterioro temprano, incluso severo”, resaltó.
Otros factores que inciden en su aparición son la dieta, el ejercicio físico, el control de enfermedades crónicas y las redes de apoyo.
El especialista añadió que es importante convivir con los adultos mayores de manera frecuente, llevarlos a museos o que reciban clases de pintura o baile, pues esto ayuda a mejorar su estado anímico.