El experto Paulo López Guillén dijo que existe actualmente una biterapia farmacológica capaz de curar en su totalidad la hepatitis C, por lo que ya no hay motivos para que los pacientes se sientan marginados.
El jefe del servicio de Infectología adscrito al Hospital Ayala del IMSS Jalisco agregó que el tratamiento es especialmente efectivo en los genotipos 2 y 3, con una remisión de entre 90 y 100 por ciento en tres o seis meses.
Explicó que el genotipo 1 aún muestra resistencia pero se ha logrado una remisión de 56 por ciento y se espera que medicamentos de nueva generación aumenten dicha cifra.
Indicó que en 2014 se registraron alrededor de tres mil derechohabientes en la entidad con hepatitis tipo C, especialmente nacidos entre las décadas de 1940 y 1960, es decir pertenecientes a la generación de los “baby boomer”.
Afirmó que no están exentos los más jóvenes, ya que cada vez es más común realizar una práctica de riesgo, por ejemplo al hacerse tatuajes o piercings.
Señaló que el problema es que el tatuador o perforador puede mostrar al cliente una aguja nueva, pero la tinta y la xilocaína no son nuevas.
“Él sumerge las agujas de todas las personas en la misma tinta y usa la misma xilocaína, ahí hay un peligro latente y real, ya que la enfermedad es asintomática en 95 por ciento de los casos y de no detectarse a tiempo puede ser mortal”, apuntó.
Subrayó que la hepatitis C se contagia generalmente por contacto sanguíneo, pero no por transfusiones, y la saliva y las relaciones sexuales no son vías frecuentes de transmisión.
“Luego de proporcionar la terapia en el IMSS Jalisco es un gusto ver que el paciente salga y diga en la sala: ya no tengo virus en mi sangre, estoy curado”, puntualizó.
Precisó que la hepatitis C daña gravemente al hígado, un órgano muy noble porque tiene la capacidad de regenerarse constantemente, “una vez perdida esta característica la condición se vuelve compleja para todo el organismo, una vez que el hígado comienza a fibrosarse se espera un cuadro clínico de cirrosis o cáncer hepático”.
“Entre 5 y 15 por ciento de los pacientes desarrollan hepatocarcinoma; 80 por ciento termina en cirrosis y 15 por ciento puede entrar el virus y salir, “estas son personas afortunadas, su sistema inmunológico eliminó el microorganismo, pero no es una generalidad, funciona al azar, como en una lotería”, afirmó.
Resaltó que la importancia de un diagnóstico oportuno radica en el abordaje terapéutico temprano y en la modificación del estilo de vida del paciente, ya que mejorar la alimentación incide favorablemente en la evolución médica, así como eliminar el consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias tóxicas”.
Aconsejó a la población buscar un diagnóstico de hepatitis C en caso de elevación “de transaminasas, enzimas que ayudan a trabajar al hígado; así como en caso de tener plaquetas bajas en sangre, con una anemia que no responde a la terapéutica del médico; también si la persona ha realizado prácticas de riesgo como compartir jeringas, tatuarse o colocarse piercings”.