El traumatismo cerebral está vinculado a un riesgo tres veces mayor de suicidio entre los adultos, comparado al resto de la población, según un estudio canadiense publicado el lunes.
Estos resultados apoyan estudios previos según los cuales tales traumatismos pueden provocar cambios fisiológicos duraderos que son invisibles a un escáner. Se trata de perturbaciones en la serotonina, una hormona del sistema nervioso central que juega un papel clave en la depresión.
"Dada la rápida desaparición de los síntomas después del traumatismo (vértigo, dolor de cabeza...), los médicos tienden a subestimar los nefastos efectos de la conmoción cerebral y su importancia en la historia médica del paciente", señala el investigador Donald Redelmeier, del Instituto de Evaluaciones Científicas Clínicas en Toronto, Canadá, y principal autor del estudio publicado en la revista especializada de la asociación médica canadiense.
"Se podrían salvar vidas" si se presta más atención a los efectos duraderos de una conmoción cerebral, añadió.
Para este estudio, los investigadores examinaron los archivos médicos de 235.110 pacientes, de edad promedio de 41 años, que sufrieron un traumatismo cerebral en el curso de un período de 20 años en la provincia canadiense de Ontario.
Durante un período de seguimiento de 9,3 años, se registraron 667 suicidios, por sobredosis de somníferos o ahorcamiento, principalmente. La mayoría de las personas nunca habían intentado suicidarse antes ni habían sido tratadas por una enfermedad psiquiátrica.