De la dieta mediterránea se ha hablado mucho. Y es que es una de las más cercanas a nosotros y con muchos beneficios, incluso ha sido considerada por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. De acuerdo al artículo Adopta una dieta mediterránea ahora para una mejor salud después, publicado por la Escuela de Medicina
de Harvard, se reconoce el poder de este tipo de alimentación para ayudar a prevenir los ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y muerte prematura.
Aquí se cita un estudio de acuerdo al cual, si bien los beneficios de este tipo de alimentación son mayores si se empieza desde joven, incluso hacerlo de adulto es algo bueno. Pero, ¿qué implica la dieta mediterránea? Tener en cada comida —como base— frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva, nueces, legumbres, semillas, hierbas y especias y acompañar los alimentos con una copa de vino o cerveza.
Además de comer pescado al menos dos veces a la semana, ingerir porciones moderadas de queso y yogurt a diario así como comer porciones moderada de carne roja, entre otros hábitos. ¿Cuáles de estos alimentos son fáciles de comer, y además, de disfrutar? Sí, los granos, pilares de esta dieta.
Uno de ellos la cebada, que además de ser la base de un delicioso pan e ingrediente importante de la cerveza, se combina muy bien con las típicas ensaladas mediterráneas: tomate, queso y aceite oliva. Otro grano básico de esta dieta es el arroz, el segundo cereal más cultivado luego de la cebada, y que se disfruta en platillos típicos como la paella, en España; el mujaddara, de la cocina libanesa, y en los diferentes tipos de risotto, en Italia. Se recomiendan entre 4 y 6 raciones al día de arroz.
Luego está el mijo, que como bien se recuerda en un artículo del sitio Ella es, se relaciona mucho con la polenta y el cus cus, y es con el que se hace un postre italiano llamado migliaccio, pastel esponjoso que se elabora principalmente en época de carnaval y además en Semana Santa. Por otra parte, el maíz (herencia latinoamericana que cruzó el Atlántico para llegar hasta el Mediterráneo) se usa para elaborar harina, además ser la base de ciertos platos en varios países de la zona.
El trigo es útil tanto para la elaboración de pan como para diferentes platos, entre ellos uno de la cocina marroquí que se combina con verduras o carne de cordero, ¡qué delicia! Otro es el farro, una cebada a medio moler después de remojada y quitada la cascarilla, que es considerado como el cereal más antiguo de la historia y con el que se hacía pan en otros tiempos en Grecia y Roma. Actualmente es el ingrediente de una rica sopa.
Otro es el bulgur, grano de trigo que se cocina a medias, que se deshidrata y posteriormente se muele para adicionarlo a platillos como ensaladas. Es uno de los ingredientes principales del famoso tabule, muy representativo de la comida libanesa, y claro, es un cereal muy frecuente en las gastronomías de países de Medio Oriente, Asia y, por supuesto, Europa.
Al conocer estos granos y las comidas que se elaboran a partir de ellos es fácil comprender por qué han trascendido siglos. Y mejor aún, lo seguirán haciendo por un buen rato.