¿Intolerante a la lactosa?

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Al nacer, el primer alimento que ingerimos es la leche materna, que además de ser rica en nutrientes, durante los seis primeros meses de vida, nos ayuda a protegernos contra las enfermedades.

Una sustancia esencial en el correcto metabolismo de la leche materna es la lactasa, una enzima que nos ayuda primero a digerir la leche materna y luego, la leche animal.

La intolerancia a la lactosa se genera cuando el cuerpo deja de producir suficiente lactasa. Investigaciones científicas indican que a la edad de 5 años la producción de lactasa disminuye significativamente, esto provoca que cuando ingerimos alimentos que contengan lácteos, experimentemos síntomas incómodos entre los que sobresalen gases, cólicos, inflamación y en especial, diarrea.

Ser intolerante a la lactosa no debe considerarse como una enfermedad, de hecho se estima que en el mundo existen 30 millones de personas de 20 años con  algún grado de intolerancia a la lactosa.

Para responder a esta condición, empresas de alimentos han lanzado al mercado productos “deslactosados”, que si bien reducen significativamente su contenido de lactosa, es importante mencionar que sí contienen hasta un máximo de 10 gramos de ésta por litro de producto, de ahí que al consumirlos es posible que las manifestaciones de la intolerancia no desaparezcan por completo.

Una manera de ayudar a nuestro cuerpo a reducir el impacto de los síntomas de la intolerancia a la lactosa es consumir probióticos, que son bacterias benéficas que preservan la salud de nuestro sistema digestivo, restableciendo la flora intestinal de manera natural durante los episodios de diarrea.

Debido a que los probióticos se encuentran de manera natural en alimentos como el queso o el yogurt, para quienes somos intolerantes a la lactosa, la mejor opción para consumirlos es mediante los suplementos como Vivera, que además de contener la dosis diaria recomendada, su seguridad está comprobada incluso en bebés y mujeres embarazadas.

Vivera, contiene el Lactobacillus rhamnosus GG, cuya presentación en polvo sin sabor, facilita su uso, pues puede ser diluido o mezclado en los alimentos o bebidas sin importar su temperatura, incluso puedes tomarlo directo del sobre en el que está contenido.

La intolerancia a la lactosa representa un reto para quienes la padecemos, pues debemos buscar fuentes sustitutas de calcio y de los nutrientes que la leche nos aporta, de ahí que la consulta al médico es indispensable para evitar descompensaciones nutricionales.

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