México ocupa los primeros lugares a nivel mundial en obesidad infantil. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT 2016), 3 de cada 10 niños de 5 a 12 años de edad, presentan sobrepeso u obesidad.
En la charla “La nutrición como ciencia y el cerebro de los niños”, a cargo de Irma Zarzo Padrón, investigadora de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó frente a un público mayormente juvenil, la importancia de una buena alimentación en las primeras etapas de la vida y su efecto en el organismo.
“En México se están realizando proyectos para indagar las causas de la obesidad”, dijo la especialista, quien participa en una investigación con modelos animales para determinar las causas de la obesidad infantil.
Se prepararon dos grupos de ratas preñadas (embarazadas). Un grupo fue alimentado con croquetas balanceadas para ratas y agua simple, mientras que al otro, se le dio la misma cantidad de croquetas y agua con una cantidad de azúcar tres veces mayor, “lo equivalente a un refresco en los humanos”, detalló la experta.
Los resultados arrojaron que las ratas que bebían mayor cantidad de agua azucarada comían menos croquetas, y al momento de nacer, sus crías eran alimentadas a través de su madre que había recibido una cantidad alta de azúcar.
Se observó que las crías (de las ratas madres que tomaron agua con mayor contenido de azúcar) nacían con un peso de seis gramos o más, respecto al grupo alimentado con agua simple. Otro resultado fue que al momento del destete (a las tres semanas y media), el peso de las crías experimentales aumentaba con mayor velocidad que el de las crías del otro grupo.
La investigación incluyó pruebas con un laberinto para medir la capacidad de aprendizaje de los roedores, que mostraron una menor capacidad de las ratas a cuyas madres les fue proporcionada mayor cantidad de azúcar.
Al revisar los cerebros de las crías, se encontraron algunas alteraciones, entre ellas, un menor número de células piramidales, especialmente en los machos, dijo Zarco, quien afirmó que las alteraciones se observan en una estructura del cerebro conocida como hipocampo: “Parece ser que el azúcar sí tuvo que ver con una degeneración o retraso en la formación del hipocampo”.
La conclusión a la que arribó la doctora Zarco en su exposición, fue que el azúcar afectó el desarrollo del cerebro de las ratas experimentales, principalmente en los machos: “Lo que aprendimos fue que el azúcar que ingería la rata madre pasaba por la placenta, y cuando nacieron las crías la ingerían además a través de la leche, afectando al sistema nervioso”.
A pesar de que los resultados obtenidos mediante este modelo animal no ha sido demostrado en humanos, la doctora Zarzo Patrón destacó que existe una asociación entre las madres que consumen alimentos muy azucarados y niños con alto peso.
La charla “La nutrición como ciencia y el cerebro de los niños”, se llevó a cabo ayer en el marco de la Semana del Cerebro en el Museo de las Ciencias Universum, de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM, institución que forma parte de la mesa directiva del Foro Consultivo Científico y Tecnológico.