El placer de hojear un libro y la connotación psicológica de tener en las manos el sumario de la cultura, no tiene sustituto ni remplazo tecnológico, “el libro tiene un valor espléndido, no solo desde el punto de vista cultural, sino sensorial y hasta sensual, su valor es permanente”, dijo Julio Sotelo Morales, uno de los coordinadores del simposio “El libro médico, obra de arte” que se llevó a cabo ayer en la Academia Nacional de Medicina de México (ANMM).
El exdirector del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía consideró que la elaboración de los textos permanentes y eternos de valor intemporal en la medicina, están en los libros, los cuales constituyen un acervo cultural que nos permite tener en las manos esta cultura sin necesidad de intermediarios tecnológicos, como son las computadoras.
Johannes Gutenberg, inventor de la imprenta, fue señalado por la comunidad académica mundial como el personaje más importante del último milenio, luego de que una de las más prestigiosas revistas científicas hiciera una encuesta sobre el personaje con la mayor aportación en los últimos mil años. Fue gracias a la imprenta de Gutenberg, que se permitió y sustentó la democratización de la cultura, la difusión del conocimiento, la estructuración y preservación de las ideas, la información y los avances asombrosos que el cerebro humano genera, detalló Sotelo Morales.
“La imprenta y su producto prístino, el libro, fueron caudal de bondades de toda índole para el progreso de las lenguas, la literatura, la historia, la filosofía, la medicina, la poesía y la tecnología. El libro impreso generó la popularización del conocimiento y así el devenir de la civilización y el progreso”.
Pero además: “En nuestros tiempos de avances e innovación, también ha incidido en el texto médico el arribo incontenible y maravilloso de la Internet. La computación y la digitalización de textos e ideas, están transformando inevitablemente a la medicina académica”, comentó el doctor Sotelo, académico honorario de la ANMM, institución que forma parte de la mesa directiva del Foro Consultivo Científico y Tecnológico.
Manuscritos médicos bizantinos
Durante su intervención, el doctor Alain Touwaide, abordó el tema Manuscritos médicos bizantinos, en el que evidenció que: “Las ilustraciones de esos textos no tenían el objetivo de ser obras artísticas, sino más bien dibujos científicos para visualizar el contenido de investigación de los libros, eran un instrumento de ciencia. Al leer el texto y ver la imagen, se podía decir que cierta planta que tengo en mi mano, corresponde a este nombre porque tiene todos las características que encuentro en el texto y que veo en las imágenes”.
A pesar de que la intención de los autores no fue realizar una obra artística al plasmar un tema médico, su validez y relevancia en la época y hasta nuestros días hacen de las ilustraciones médicas una obra de arte, porque como bien lo explica el creador Stanley Kubrick: La prueba de una obra artística, es, finalmente nuestro afecto por ella, no nuestra capacidad para explicar por qué es buena.
El simposio “El libro médico, obra de arte” se realizó en colaboración con la International Society for the History of Medicine, y el apoyo de la Facultad de Medicina y el Programa de maestría y doctorado en ciencias médicas, odontológicas y de la salud de la Universidad Nacional Autónoma de México.