Antes de ser eliminada en México la polio causaba estragos. Ya que la polio afecta sobre todo a los niños menores de cinco años, las secuelas de la polio eran causa de discapacidad a lo largo de la vida: piernas atrofiadas, adelgazadas, con deformidades o con flexiones inusuales. En los casos más graves, causaba la muerte.
La poliomielitis es una enfermedad causada por alguna de las tres cepas del virus de la polio, conocido como “poliovirus salvaje”. Este virus entra al organismo por la nariz o la boca, se reproduce en el intestino y finalmente es expulsado a través de las heces. Afecta la médula espinal y principalmente los nervios de las piernas.
En otra época la polio tuvo una gran magnitud. Hay registros de brotes epidémicos con miles de afectados, como el primero ocurrido en 1946 en Orizaba, Veracruz, y que afectó a más de 9 mil personas a lo largo de 10 años.
No obstante, las intensas campañas de vacunación en el país abonaron a que en 1990 se presentara el último caso de polio en Tomatlán, Jalisco.
Mantener coberturas altas de vacunación no solo beneficia a quienes la reciben, también a nivel de la población se produce una inmunidad colectiva, lo que vuelve más difícil que un virus pueda infectar a alguien y se transmita.
Este 2017 la región de las Américas cumple 26 años de haber eliminado la polio.
Durante la Primera Semana Nacional de Salud de 2016 se utilizó por última ocasión la vacuna oral (Sabin) con las tres cepas del virus de la polio. Durante la Primera y Tercera Semanas Nacionales de Salud 2017 se administró la vacuna oral bivalente (solo con cepas del virus).
Ya que el virus de la polio tipo 2 ha sido erradicado en todo el planeta, dentro del Plan de Erradicación Mundial se decidió cambiar la composición de la vacuna y que solo incluyera los tipos 1 y 3; lo que también ayudará a prevenir eventos graves asociados con el virus vacunal tipo 2.