A través de un estudio piloto realizado a pacientes con Alzheimer medio moderado y que experimentan algún trastorno de sueño, el doctor Manuel
Alejandro Cruz Aguilar identificó que la melatonina mejora la etapa de instalación de sueño y en una segunda fase de su investigación buscará determinar el efecto de esa hormona en el resto de las etapas de sueño.
El principal objetivo de su trabajo es generar nuevas opciones farmacológicas para tratar alteraciones de sueño en pacientes con Alzheimer, toda vez que muchos de los fármacos que ya existen interactúan de manera negativa con los medicamentos que los pacientes con esa enfermedad toman de manera habitual para mantenerla controlada.
Alzheimer en México
El Plan de Acción Alzheimer y Otras Demencias, México 2014, elaborado por el Instituto Nacional de Geriatría, estima que al menos 800 mil personas padecen esa enfermedad en territorio nacional, siendo la población adulta —más de 65 años— la principal afectada.
Una de las muchas complicaciones que esas personas padecen y que afecta no solo su calidad de vida, sino la de su familia y quienes se dedican a cuidarlos, son los trastornos del sueño. En ese contexto, un grupo de investigación del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz prueba los efectos de la melatonina —hormona natural que regula el ciclo de sueño— en pacientes con Alzheimer.
“Entre los problemas neurológicos que estos pacientes enfrentan, se encuentran las alteraciones de sueño —insomnio, bruxismo y conductuales—, hablamos de un porcentaje muy alto de personas; con base en la literatura que revisamos, estimamos que dos de cada cinco pacientes las padecen”, explicó Manuel Alejandro Cruz Aguilar, investigador en ciencias médicas del instituto y responsable del proyecto.
El científico detalló que la relación entre la enfermedad y los trastornos de sueño se da porque los mecanismos vinculados con las distintas etapas del sueño se van deteriorando en paralelo a la evolución de la enfermedad.
“El Alzheimer deriva de alteraciones en una estructura profunda del cerebro —hipocampo— que, aun cuando no está involucrada directamente en los procesos de instalación del sueño, sí juega un papel fundamental durante la etapa de movimientos oculares rápidos (REM, por sus siglas en inglés) porque forma parte de la red neuronal implicada en esta fase de sueño”.
A las alteraciones del hipocampo, se suman las del cerebro basal anterior, donde se encuentra el hipotálamo que también juega un rol fundamental en el proceso de sueño.
Los efectos de la melatonina
Si bien es cierto que ya existen diversos fármacos para mejorar la calidad del sueño, estos en muchas ocasiones tienen una interacción negativa con los medicamentos que los pacientes con Alzheimer toman de manera habitual para mantener controlada su enfermedad.
“Como una alternativa estamos probando la melatonina, hormona natural secretada por la glándula pineal como consecuencia de la entrada de luz solar a través de la retina. Sin embargo, con el envejecimiento, la producción de melatonina decae y es por eso que el periodo de sueño se va acortando en los adultos mayores”.
En el caso de las personas con Alzheimer, ese proceso se acentúa provocando las alteraciones de sueño que experimentan y por eso la melatonina, en torno a la cual ya se ha probado que administrada de manera exógena ayuda a mejorar alteraciones de sueño, en particular las asociadas a cambios de husos horarios, representa una potencial alternativa farmacológica para este tipo de pacientes.
“En un primer acercamiento al uso de la melatonina —que también funciona como neuroprotector— para tratar alteraciones de sueño, reclutamos un grupo piloto de pacientes con Alzheimer medio moderado y que no estuvieran aún bajo tratamiento farmacológico, a quienes les aplicamos un cuestionario diagnóstico para detectar sus padecimientos de sueño”.
Una vez diagnosticados se incorporaron a un protocolo de estudio que consistió en suministrarles pastillas de melatonina media hora antes de dormir —dosis de tres a cinco miligramos— y en el monitoreo de su periodo de sueño a través de un estudio polisomnográfico, es decir, de la actividad cerebral durante las etapas de sueño para determinar cómo se instala el sueño con la pastilla.
En una segunda fase del experimento, los pacientes son monitoreados una noche más durante la cual se les suministra un placebo —pastillas que no contienen ningún compuesto activo— para comparar cómo cambia la actividad cerebral asociada a las etapas de sueño con el fármaco y sin él.
“Este control experimental nos da la certeza de que los cambios que observamos en el estudio polisomnográfico están asociados al consumo de la pastilla y no a cualquier otra variable”.
Los hallazgos
Los primeros resultados de esta investigación fueron publicados a principios de este año y en el artículo Melatonin effects on EEG sctivity during sleep onset in mild-to-moderate Alzheimer’s disease: a pilot study se describe la transición de la vigilia al sueño de los pacientes cuando se les administró la melatonina y se compara su actividad cerebral cuando se administró placebo.
“Gracias a este trabajo logramos observar una mejora en el proceso de instalación del sueño, es decir, los pacientes se quedan dormidos más rápido y las ondas cerebrales registradas son muy similares a las observadas en una persona normal”.
En la siguiente fase de la investigación, el doctor Cruz Aguilar registrará qué ocurre en las siguientes etapas del sueño (fase 1, 2, 3 y REM). Para ello se encuentran en busca de nuevos pacientes con Alzheimer medio moderado y que aún no se hayan sometido a un tratamiento médico.