Como botana o ingrediente de otro alimento, las almendras son fuente de proteína, fibra, vitamina E y minerales como el magnesio y el potasio, además de que
contribuyen a mejorar niveles de glucosa y colesterol.
Diversos estudios han demostrado que el consumo de estas semillas, puede influir en varios indicadores de salud en la diabetes tipo 2, incluyendo los niveles triglicéridos, proteína C reactiva (indicador de inflamación) y hemoglobina A1c.
Un estudio publicado en Diabetología, el diario de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD), demostró que semillas como las nueces y las almendras ayudan a mejorar el control glucémico y mejorar los indicadores de salud cardiovascular.
A diferencia de la nuez o los cacahuates la probabilidad de ser alérgico a estas oleaginosas es muy bajo, prácticamente nulo y pueden consumirse a cualquier edad.
En entrevista Carmen Ruiz Monroy, nutrióloga clínica para la actividad física y el deporte, dijo que 25 almendras tienen el mismo contenido de proteína que 30 gramos de queso o carne.
Estas semillas ofrecen un potente paquete de nutrimentos: 6 gramos de proteína en 25 almendras, lo cual ayuda a combatir el hambre; 4 gramos de fibra dietética; 7.3 miligramos de vitamina E; 76 miligramos de magnesio y 210 miligramos de potasio.
Su versatilidad para llevarlas enteras o en cualquier otra forma, las hace una botana “inteligente” para toda persona, incluyendo aquellos pacientes con diabetes tipo 2 como parte de un plan de alimentación saludable, pues también ayudan a evitar ayunos prolongados.
La proteína que aportan es benéfica para las personas que hacen deportes, para los niños en crecimiento y para quienes tienen problemas digestivos como estreñimiento y colon irritable.
“La fibra que tiene una ración de almendras es la misma que se puede obtener en cuatro o cinco rebanadas de pan o en varias piezas de fruta que de ser consumidas todas aumentarían el nivel de azúcar en cualquier persona”, indicó Ruiz Monroy.
El contenido de vitamina E de las almendras ayuda a que las células no se oxiden y retarda los daños del envejecimiento, además de que favorece la función cerebral y al sistema circulatorio.