Ciudad de México. 28 de septiembre de 2018.- De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), los padecimientos cardiovasculares, entre los que se
encuentran el infarto al miocardio y el accidente cerebrovascular, provocan anualmente la muerte de 17 millones de personas, lo que representa 31 por ciento de los fallecimientos mundiales.
Estas enfermedades son detonadas por factores de riesgo cardiovascular inherentes a las condiciones y hábitos de vida contemporáneos de los seres humanos y que son controlables, pues dependen de la voluntad de la persona, como son el tabaquismo, obesidad, sedentarismo, alimentación inadecuada, consumo excesivo de alcohol, entre otros.
De acuerdo con el doctor Pedro Iturralde Torres, presidente de la Sociedad Mexicana de Cardiología (SMC), ante tales cifras, la Secretaría de Salud de México ratificó que tan solo en 2017 se reportaron 135 mil muertes cardiovasculares, de las cuales 100 mil fueron causadas por síndrome coronario agudo.
“Estadísticamente tenemos un gran problema de salud pública. Dentro de las enfermedades no transmisibles, la cardiopatía isquémica o infarto al miocardio se encuentra en el primer lugar de morbimortalidad en el mundo y en México, por lo que se considera importante analizar este hecho”, declaró en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt.
Enfatizó que cuando se omite el aspecto preventivo, el individuo desarrolla enfermedades cardiovasculares que pueden ocasionar discapacidad, incluso la muerte, lo que afecta la economía familiar y tiene un gran impacto en los sistemas de salud.
Por esta razón, se plantean estrategias de control temprano que mejoren las enfermedades crónico degenerativas, especialmente la cardiopatía isquémica, causante de 50 por ciento de decesos.
Cifras mortales
De acuerdo con el especialista, de cada diez pacientes que presentan un evento cardiovascular, tres fallecen antes de llegar al hospital y uno o dos de ellos también fallecen durante su estancia hospitalaria.
“Estamos ante un monstruo epidemiológico que provoca una gran cantidad de muertes. Estamos hablando de 50 por ciento de las personas que tienen estos padecimientos, y es necesario que la gente conozca los métodos para reducir al mínimo los factores de riesgo cardiovascular y su impacto epidemiológico”.
Pero las enfermedades cardiovasculares no se ven de manera aislada, ya que parte de los casos mortales solo son consecuencia del desarrollo de enfermedades crónico degenerativas.
Como algunos ejemplos, el especialista mencionó la incidencia de diabetes mellitus en territorio nacional que alcanza más de 19 por ciento; la hipercolesterolemia tiene 42 por ciento, y en sujetos por arriba de los cuarenta años hay una incidencia de tabaquismo de más de 60 por ciento.
En este mismo contexto, las mujeres en climaterio presentan un riesgo cardiovascular elevado, comparable al riesgo por diabetes, por lo que el especialista mencionó que antes de los 50 años se infartan tres hombres por cada mujer, pero al llegar a los 50 años, se infarta un hombre por cada mujer, aunque la mujer tiene el doble de riesgo de muerte.
“Por eso resulta fundamental establecer estrategias de control temprano que mejoren las enfermedades crónico degenerativas, especialmente la cardiopatía isquémica, ya que es necesario hacer énfasis en la prevención de los factores de riesgo cardiovascular”.
También considera imperativo un análisis de conciencia en los diferentes niveles de la atención médica, desde el primer nivel hasta especialidad, para reafirmar que las medidas de prevención son el elemento cardinal que reduce el impacto de las enfermedades cardiovasculares que cada año acaban con la vida de más de 50 millones de personas en el mundo.
Factores de riesgo y acciones de prevención
Pedro Iturralde mencionó que son siete los factores de riesgo cardiovascular causantes de los infartos al miocardio: la hipertensión arterial y obesidad son factores de tipo mecánico; colesterol alto y diabetes mellitus son factores de tipo químico.
Finalmente están el tabaquismo, sedentarismo y mala alimentación, como el exceso de ingesta de sal, grasas y azúcar, que son catalogados como factores de conducta derivados de malos hábitos adquiridos a lo largo de la vida.
“Una de las estrategias a seguir de la comunidad médica mundial es la reducción de la mortalidad en 25 por ciento para el año 2025, es aquí donde la sociedad tiene un papel muy importante”.
Mucho se ha avanzado en la prevención secundaria en el tratamiento de enfermedades cardiovasculares, pero destacó que la prevención primaria es el principal compromiso con la sociedad.
La prevención de las enfermedades cardiovasculares es una de las prioridades del sector salud nacional y de la comunidad médica mundial, por lo que considera necesario atender activamente los siete riesgos de infarto a través de la promoción e implementación de programas comunitarios y de salud pública, que incluyan planes de alimentación sanos y programas de actividad física de acuerdo con los diversos grupos de edad de la población.
Por otro lado, existe una estrategia nacional denominada Programa de Acción Específico. Prevención y Control de la Obesidad y Riesgo Cardiovascular 2013-2018, esta fue implementada en 2013 por el Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (Cenaprece) y plantea tres pilares básicos de atención.
El primero se refiere al pilar de salud pública que consiste en la vigilancia epidemiológica y la educación a la población para hacerla corresponsable del tratamiento de enfermedades crónicas mediante actividades de atención primaria, secundaria o terciaria.
En el segundo pilar se trata la atención médica y la calidad en la atención a los pacientes que presentan enfermedades crónicas; y el tercer pilar menciona la regulación sanitaria y política fiscal, que los especialistas hagan un análisis en el etiquetado de alimentos, publicidad y medidas fiscales al respecto.
Por un México saludable
De acuerdo con la Secretaría de Salud, alrededor de 19 por ciento de las defunciones del país se debe a problemas del corazón, lo que significa que una de cada tres muertes se debe a esta causa, convirtiéndose en la principal causa de decesos.
En este sentido, el especialista mencionó la importancia de que todas las personas hagan pruebas de esfuerzo. En los hombres, la edad ideal para estas evaluaciones está entre los 35 y 40 años y en las mujeres, arriba de los 40 años.
“Las evaluaciones con los tamizajes adecuados y las pruebas de esfuerzo representan una estrategia de detección temprana de enfermedad cardiovascular a bajo costo, pues se detectan los factores de riesgo y se controlan”, comentó Pedro Iturralde.
Parte de la estrategia que los especialistas buscan es lograr cambios en el estilo de vida de los pacientes para el desarrollo de una vida cardiosaludable, por lo que proponen hacer cambios sencillos “solo por hoy”.
Tales cambios incluyen ser más activos en la vida diaria, mejorar la alimentación diaria, reducir el consumo de alcohol y bebidas azucaradas, así como controlar el tabaquismo, por lo que hacen la invitación a realizarlos.