El costo social de un sueño inadecuado

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• El déficit onírico afecta el estado inmunológico de las personas y les provoca
obesidad y depresión; en 2017 un estudio en Australia concluyó que el impacto económico de ese año fue de 66MMDD.  
 
En 2017, Australia realizó un estudio poblacional para medir el impacto económico y las implicaciones sociales de un sueño inadecuado; el primero ascendía a más de 66 mil millones de dólares anuales, según lo reporta un artículo de la Oficina de Información Científica y Tecnológica para el Congreso de la Unión (INCyTU).
 
El déficit del sueño perjudica cualitativa y cuantitativamente todas las actividades cotidianas de una persona, lo cual impacta directamente tanto en su salud, educación y economía, como en la sociedad en el que vive. Desde 2009 la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció pautas contra el ruido nocturno para evitar el déficit en la calidad y la durabilidad del sueño.
 
En México, la Cámara de Diputados aprobó el año pasado una iniciativa de ley para ahora energía eléctrica y aplicar un control más inteligente de la luz en el país, ya que la contaminación lumínica es un tema asociado a la restricción de sueño. La luz artificial de los anuncios espectaculares o del alumbrado público en las noches tiene efectos nocivos no solo para los humanos, también afecta los ciclos de vida de animales, insectos y plantas e inclusive la investigación astronómica.
 
Efectos
 
Las personas no deben tener una jornada extendida igual o mayor a 16 horas, pues la salud y la atención se ven afectadas por la somnolencia y se incrementan errores y riesgos de accidentes. Por otro lado, los trabajadores con horario nocturno o rotatorio desarrollan una desincronización del sueño y la vigilia.
 
De hecho, los trabajadores nocturnos tienen mayor riesgo de padecer trastornos digestivos, problemas cardíacos, emocionales y mentales asociados con la restricción de sueño. Además, la somnolencia excesiva es la principal causa de accidentes laborales; se ha reportado un riesgo tres veces mayor de eventos de este tipo en trabajadores nocturnos que en diurnos, con sucesos tanto dentro del área laboral como en el trayecto de regreso a casa.
 
Ciclos del sueño
 
Una noche de sueño consta de varios ciclos entre, aproximadamente, 90 y 120 minutos de duración, que varían entre distintas fases: N1, N2, N3 y MOR. Estas fases son necesarias para nuestra salud, por ejemplo: N2 es necesaria para el aprendizaje de las tareas motoras, incluidas las requeridas en muchos deportes. La fase N3 atiende al sueño profundo, crucial para la restauración física, la regulación hormonal y el crecimiento. En la fase MOR, el cerebro procesa y sintetiza recuerdos y emociones, decisivos en el aprendizaje y el pensamiento complejo.
 
Sin un sueño profundo es más probable que una persona se enferme, se sienta deprimida y gane peso. Además, si se interrumpe el sueño, por ejemplo con alarmas, notificaciones de dispositivos electrónicos, ruidos o luces del exterior o interior, se evita que estos ciclos se completen, lo cual es perjudicial, ya que cada etapa es importante porque cumple diversas funciones en el organismo.
 
El referido artículo de INCyTU sugiere que deben considerarse las siguientes propuestas de políticas públicas: restringir la duración de la jornada laboral a un límite máximo de 16 horas; evitar el uso de dispositivos electrónicos al menos 30 minutos antes de dormir, y realizar un estudio económico de los recursos que emplea el Sistema Nacional de Salud para tratar la obesidad, diabetes e hipertensión, enfermedades relacionadas con un deficiencia onírica y, con ello, concientizar a la población para que se apropie del conocimiento científico necesario para proveerse un mejor nivel de sueño y de vida.
 
Pie de foto: Los trabajadores nocturnos tienen mayor riesgo de padecer trastornos digestivos, problemas cardíacos, emocionales y mentales asociados con la restricción de sueño. Foto: Santiago Camacho Duhne.  

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