• Ninguna acción aislada es suficiente para resolver este problema de salud pública en México, advierte Ángel Rivera Dommarco.
Los mexicanos consumen cantidades muy elevadas de azúcares añadidos a su dieta, lo que pone en riesgo su salud pues 30 por ciento de todas nuestras calorías provienen de alimentos ultraprocesados, incluyendo bebidas azucaradas, que son calorías discrecionales cuyo consumo no debería superar 10 por ciento del total diario recomendado, que es de 2 mil 200 calorías por día, advirtió el doctor Juan Ángel Rivera Dommarco, director general del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
De acuerdo con el doctor Rivera, más de dos tercios de la población mexicana supera el consumo de 10 por ciento de azúcares recomendado por la Organización Mundial de Salud (OMS), 70 por ciento de las cuales se encuentran en bebidas dulces. Los factores de riesgo de la obesidad son multifactoriales, sin embargo se potencian gracias a entornos propicios: “El sistema y el ambiente alimentario no son saludables y fomentan el sedentarismo y no hay una estrategia integral de comunicación educativa, orientación alimentaria y nutricional”, dijo.
De hecho, si mediante etiquetas se informara a la población sobre el alto contenido de sodio, azúcar o cafeína que tienen algunos de los productos alimenticios que consume, 26 por ciento de 18 mil de éstos, que han sido analizados, estarían libres de mostrar sellos de advertencia, mientras que otro 57.8 por ciento estarían obligados a prevenir a la población de los riesgos que corre si consume tales productos. “Así las personas podrán decidir si lo consumen o no”, director del Área de Investigación en Políticas y Programas de Nutrición del INSP.
Enfrentar la obesidad de la población mexicana requiere acciones integrales
La Academia Nacional de Medicina de México (ANMM), integrante de la mesa directiva del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, elaboró y publicó recomendaciones para afrontar este problema de salud en el libro “La obesidad en México. Estado de la política pública y recomendaciones para su prevención y control”, en donde se afirma que en México 1 de cada 3 adolescentes es obeso.
El libro aborda 4 grandes temas: 1) marco legal para la implementación de políticas, 2) sistema alimentario, entornos alimentarios y educación, 3) atención primaria de salud y 4) cambios de comportamiento relacionados al sobrepeso.
Dada su naturaleza multifactorial, la prevención y el control de la obesidad requiere de un paquete integral de acciones dirigidas a modificar tanto el sistema como el ambiente alimentarios y el entorno social mediante regulaciones, normas, lineamientos y leyes, ya que se requiere reconvertir los entornos obesogénicos en promotores de alimentación saludable y de la actividad física regular. “Ninguna acción aislada es suficiente para resolver el problema” dijo Rivera Dommarco.
El libro concluye que se requieren esfuerzos individuales, así como sociales, y un conjunto de políticas públicas implementadas por el Estado para promover el consumo de dietas saludables, sostenibles y estilos de vida activos. Reconoce que hay un ambiente alimentario obesogénico tóxico que debe modificarse para promover la alimentación sustentable.
Pie de foto: Los factores de riesgo de la obesidad son multifactoriales, sin embargo están íntimamente relacionados a un ambiente que la propicia. Foto: Archivo.