Caminar por alguna gran metrópoli o pueblo mágico nos ofrece recorridos coloridos, arquitectónicos y llenos de historia, también
lleva consigo todos los sonidos que muchos se convierten en ruido. En el andar cotidiano existe una gran variedad de estimulaciones auditivas que de una u otra forma afectan cómo escuchamos diariamente y que a la larga se han convertido en contaminación auditiva.
De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2005, la contaminación auditiva o sonora fue declarada como la tercera forma de contaminación más peligrosa del mundo, justo detrás de la del aire y del agua, y que también se ha nombrado como el mal invisible porque no dimensionamos cuánto afecta a la audición y en México los padecimientos de esta índole aún no son una prioridad dentro del sector salud; no podemos evitar la contaminación auditiva a la que estamos expuestos, pero sí ser más conscientes y cuidadosos de nuestro oído y comenzar por involucrarnos más en los exámenes auditivos que pueden realizarse desde el nacimiento.
Pocas veces nos hacemos responsables de los daños que podemos provocarle a nuestra audición y es muy importante relacionarse con los exámenes auditivos que se pueden realizarse. En el caso de los recién nacidos es imperativo que los padres de familia soliciten el Tamizaje Auditivo Neonatal, para hacer una detección temprana. De igual importancia, para niños mayores o adultos existen otras pruebas como audiometría, prueba de reflejo acústico, prueba de tonos puros, examen con diapasón, prueba de impedancia y respuesta auditiva del tronco encefálico, acotó la Dra. Jimena Atuán Rodas; Especialista en Audiología, Foniatría y Otoneurología de MED-EL.