Ciudad de México a 22 de octubre de 2020.- Según datos del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”, los trastornos mentales que afectan a niños y jóvenes y que no son atendidos representan no solo el sufrimiento de la enfermedad sino secuelas como peor productividad laboral, embarazos no deseados, accidentes automovilísticos y relaciones interpersonales disfuncionales.
Los trastornos mentales también están asociados al bajo rendimiento y deserción escolar, así como la exposición a la violencia y sucesos traumáticos. “La escasez en datos epidemiológicos de personas con alguna afectación en su salud mental no permite la atención oportuna y por consecuencia las secuelas pueden ser más graves” dijo Psicofarma, el laboratorio mexicano especializado en neurociencias.
Ansiedad y depresión son los principales trastornos mentales que afectan a los mexicanos. Según un estudio realizado por la Cámara de Diputados en colaboración con la Universidad Nacional Autónoma de México actualmente, al menos 30% de la población en el país ya los padecen. Lo anterior es provocado por factores como el encierro por la pandemia, pérdida de empleo, síndrome de la cabaña o el conjunto de síntomas relacionados a la ansiedad que produce salir de casa después del aislamiento social.
Con base en el informe de la Cámara, se estima que más del 9% de la población adulta de la Ciudad de México sufre depresión y 8.3% padece trastornos de ansiedad, como ataques de pánico. “De existir un aislamiento más prolongado por la pandemia, el cuadro de padecimientos mentales como ansiedad, depresión, consumo de sustancias nocivas, entre otros, puede aumentar” señaló la Doctora Diana Olayo Fernández, Gerente Médico Neurociencias de Psicofarma.
El laboratorio comparte una serie de recomendaciones para el cuidado de la salud mental que toda persona puede seguir. Sin embargo, es importante recibir atención especializada vía sana distancia, a fin de contar con un estado mental óptimo para nuestro día a día.
Incorporar el ejercicio físico como hábito
El ejercicio es un potente anestésico del dolor, estimula la producción de endorfinas y serotonina, neurotransmisores del cerebro que contribuyen a la sensación de bienestar. Se sugiera realizar actividad física unas tres veces a la semana, aproximadamente. Inclusive, se puede hacer en línea con nuestro círculo social cercano.
Consumo de noticias positivas
Un estudio realizado por la Universidad de Pensilvania concluyó que tan sólo unos minutos de noticias negativas tiene un efecto significativo sobre el estado de ánimo. No es que no debas estar enterado de lo que acontece en el mundo, sin embargo, puedes consumir noticias o información sobre acontecimientos felices.
Ingerir estos alimentos ayuda bastante
El triptófano es generador de serotonina, que contribuye al bienestar, seguridad y confianza y puedes encontrarlo en la avena, almendras, huevo, plátano, habas, lentejas, espinacas, brócoli y frutas ricas en vitamina C, como la naranja, la fresa, el kiwi.
Dormir más de 7 horas
Dormir bien es esencial para la salud, no sólo general, también de la mente. Por el contrario, la mala calidad del sueño se asocia a enfermedades como los episodios maniacos que sufren las personas con trastorno bipolar o las que presentan problemas de déficit de atención.
Usar pantallas antes de dormir es malo
Ligado al punto anterior, científicos de la Universidad de Connecticut encontraron que el reloj biológico se ve alterado ante la exposición de estímulos lumínicos como las pantallas de la laptop, tablets, celulares, entre otros dispositivos, por lo que dormir se complica, ya que el cerebro interpreta a la luz como inicio del día y se pone en estado de alerta.
Durante la pandemia, diversos factores pueden alterar el estado de la salud mental, pero con atención especializada y ciertas actividades y hábitos, se puede vivir un estado de ánimo placentero y óptimo.
Evita situaciones conflictivas
En el caso del Síndrome de La Cabaña, es importante reconocer que se trata de una serie de reacciones perfectamente naturales, derivadas del contexto en el que nos encontramos. Una vez reconocido esto, acciones como la meditación, evitar situaciones conflictivas y elegir aquellas que propician tranquilidad son clave para adaptarse a la nueva realidad.