El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) ya ha advertido que el impacto negativo que la COVID ha tenido en la respuesta global contra el VIH/sida puede causar entre 69.000 y 148.000 muertes adicionales en el mundo entre 2020 y 2022.
El informe, publicado en vísperas de este Día Mundial, concluye que los problemas endémicos en la respuesta a esta enfermedad han contribuido a que el virus de la COVID 19 se propagara más rápidamente este año.
El organismo prevé además entre 123.000 y 293.000 infecciones adicionales de VIH entre 2020 y 2022 (el pasado año hubo 1,7 millones).
Y reconoce que en un año tan difícil no se cumplirán los objetivos en la lucha contra el sida.
Para combatir las epidemias convergentes de VIH y SARS-CoV-2, ONUSIDA y sus socios han liderado un llamamiento global para una vacuna universal contra la COVID-19.
Firmado por más de 150 líderes mundiales y expertos, se exige que todas las vacunas, tratamientos y pruebas sean libre de patentes, producidos en masa y distribuidos de manera justa y gratuita para todos.
ONUSIDA también insta a los países a aumentar las inversiones para ambas enfermedades.
En 2019, la financiación para el VIH cayó un 7 % desde 2017.
Sida y COVID-19 en España
En cuanto a España, los expertos consultados por EFEsalud tampoco son muy optimistas en relación al impacto que haya podido tener la COVID-19 en relación al VIH, aún así consideran que hay que esperar para saber si efectivamente podría darse un repunte de infectados.
En opinión del doctor Esteban Martínez, del Hospital Clínic de Barcelona y presidente del Grupo de Estudio del Sida (GESIDA), los contagios de VIH y otras enfermedades infecciosas que se hayan producido durante estos meses “probablemente están infradiagnosticadas, no se conocen, y es posible un papel amplificador de contagios secundarios”.
Pero reitera que habrá que esperar para ver que ha pasado, aunque su impresión es negativa.
El hecho, según Martínez, es que en EEUU y en otros países en vías de desarrollo ya se habla de un repunte de enfermedades de transmisión sexual y de diagnósticos de casos VIH.
El especialista relata que en los primeros meses todo quedó relegado, incluido el VIH.
“No se pudo dar la atención que normalmente se daba”, aunque sí se hizo un esfuerzo intenso para “sostener unos mínimos”, como ocurrió también con otras patologías.
Se estuvo en contacto telefónico con los pacientes para saber cómo estaban y para asegurarse de que no dejaran de tomar los tratamientos, aunque las pruebas más sofisticadas y otras consultas de urgencia se resolvían de una manera más superficial.
Desde CESIDA se ayudó a los compañeros en el conocimiento de la COVID-19 con mensajes homogéneos y un documento de mínimos para la teleconsulta.
“Pero resulta menos evidente el impacto de la COVID-19 en la prevención del VIH y en el diagnóstico precoz de nuevos casos y se necesitarán meses para ver que ha sucedido”.
Y aunque la mayoría ha vivido confinada durante los primeros meses y ha seguido los consejos, “hay que tener en cuenta las fiestas y reuniones clandestinas, que aunque minoritarias, han podido resultar en contagios de enfermedades de transmisión”.
Sida, Día Mundial y COVID-19
También para Asunción Díaz, responsable de la Unidad de Vigilancia de VIH/ITS Instituto de Salud Carlos III, habrá que “estar vigilantes” en fechas futuras.
“Todos sabemos que los sistemas sanitarios han estado y están sometidos a una situación de estrés muy importante dedicados a la atención de pacientes con infección por coronavirus, lo que sin duda ha repercutido en otras enfermedades”.
Si bien los servicios sanitarios se han readaptado para atender a los pacientes con VIH, “tendremos que estar vigilantes para determinar cuál está siendo el impacto de la pandemia de COVID en el diagnóstico de VIH”.
Para Loli Fernández, miembro de la Comisión Ejecutiva de CESIDA y del Comité Ciudadano Anti‐SIDA del Principado de Asturias (CCASiPA) es vital que a “nuestros gobiernos no se les olvide que el VIH sigue presente”.
Pero Loli Fernández, con VIH, no duda en afirmar que la pandemia COVID-19 va a suponer “un incremento en las ya altas tasas de diagnósticos tardíos, mayores incluso, en el caso de las mujeres”.
“Durante esta crisis se han visibilizado realidades muy complejas, sobre todo en mujeres cuyos ingresos provenían de la economía sumergida o informal: mujeres migrantes, mujeres en situación de prostitución, mujeres trans…”.
Por ello pide que se garantice el acceso a recursos básicos de estas poblaciones.
También afirma que hace falta que las mujeres conozcan la importancia de hacerse la prueba del VIH: “Nuestra salud depende de nosotras”.
Asimismo, la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB) alerta de que hay diagnósticos por VIH que se están atendiendo tarde debido a la pandemia generada por la COVID-19.
En este sentido, el coordinador de VIH de FELGTB, Juan Diego Ramos, ha explicado que, aunque no disponen de datos ni registros oficiales, varias de las 54 entidades de Federación han recibido casos de personas “que no han sido atendidas correctamente por el colapso del sistema sanitario”.
Sida: progreso notable pero muy desigual
En un reciente informe de ONUSIDA , titulado Aprovechando el momento se alude a un progreso notable, pero muy desigual, especialmente en la expansión del acceso a la terapia antirretroviral.
Debido a que los logros no se han compartido por igual dentro y entre los países, no se alcanzarán los objetivos globales de VIH establecidos para 2020.
Y se advierte que incluso los beneficios obtenidos podrían perderse y el progreso se estancaría aún más si no se actúa.
Así Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA, defiende que se requiere de “una acción decisiva todos los días en la próxima década, para que el mundo vuelva a su camino para poner fin a la epidemia de sida para 2030”.
Alude asimismo al estigma, la discriminación y las desigualdades generalizadas como barreras importantes para poner fin al sida.
En total solo catorce países, entre los que NO está España, han alcanzado las metas de tratamiento del VIH 90–90–90:
Que el 90 % de las personas que viven con VIH conozcan su estado serológico con respecto al virus; que un 90 % de los que conocen dicho estado tengan acceso a tratamiento; y que un 90 % de las personas en tratamiento para el VIH tengan la carga viral suprimida.
Las metas para 2030, marcan un 95-95-95 de los citados ítems.
El mundo, concluye ONUSIDA, está muy atrasado en la prevención de nuevas infecciones por VIH.
Unos 1,7 millones de personas se infectaron recientemente con el virus, más de tres veces la meta mundial.
Ha habido progresos en África Oriental y Meridional, donde las nuevas infecciones se han reducido en un 38 % desde 2010.
Pero hay un en marcado contraste con Europa Oriental y Asia Central, que ha visto un asombroso aumento del 72 % en las nuevas infecciones por VIH desde 2010.
Las nuevas infecciones también han aumentado en un 22 % en el Medio Oriente y África del Norte, y en un 21 % en América Latina.