La OMS prevé que el número de personas con Alzheimer aumente a más de 1.5 millones en 2030.
El desarrollo de la demencia en etapas avanzadas de la vida (a menudo por la enfermedad de Alzheimer) se asocia con niveles sanguíneos anormales de docenas de proteínas, proteínas que se presentan hasta cinco años antes, esto según un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg (JHSPH). Antes no se sabía que la mayoría de estas proteínas estaban relacionadas con la demencia, lo que sugiere nuevos objetivos para desarrollar terapias de prevención.
Se estima que en México hay aproximadamente 800 mil personas afectadas por la Enfermedad de Alzheimer, la causa más común de demencia, una condición fatal irreversible que conduce a la pérdida de la función cognitiva y física. A pesar de décadas de estudio intensivo, no existen tratamientos que puedan retrasar el proceso de la enfermedad, y mucho menos detenerlo o revertirlo. Los científicos asumen ampliamente que el mejor momento para tratar el Alzheimer es antes de que se desarrollen los síntomas de la demencia.
Los esfuerzos para medir el riesgo de Alzheimer de las personas antes de que surja la demencia se han centrado principalmente en las dos características más obvias de la patología cerebral de la enfermedad de Alzheimer: grupos de proteína beta amiloide conocida como placas y marañas de proteína tau. Los científicos han demostrado que las imágenes cerebrales de las placas y los niveles de beta amiloide o tau en sangre o en el líquido cefalorraquídeo tienen cierto valor para predecir la enfermedad de Alzheimer con años de anticipación.
Pero los seres humanos tienen decenas de miles de otras proteínas distintas en sus células y sangre, y las técnicas para medir muchas de ellas a partir de una sola muestra de sangre pequeña han avanzado en los últimos años. ¿Un análisis más completo utilizando tales técnicas revelaría otros precursores de la enfermedad de Alzheimer? Esa es la pregunta que Josef Coresh, professor en el Departamento de Epidemiología en la Escuela Bloomberg y sus colegas intentaron responder en este nuevo estudio.
Los hallazgos se basan en análisis de muestras de sangre de más de diez mil personas de mediana edad y ancianos. Los investigadores relacionaron los niveles sanguíneos anormales de 38 proteínas con un mayor riesgo de desarrollar Alzheimer en cinco años. De esas 38 proteínas, 16 parecían predecir el riesgo de Alzheimer con dos décadas de anticipación.
Aunque la mayoría de estos marcadores de riesgo pueden ser solo subproductos incidentales del lento proceso de la enfermedad que conduce a la enfermedad de Alzheimer, el análisis apuntó a niveles altos de una proteína, SVEP1, como un posible contribuyente causal a ese proceso de enfermedad.
El estudio aparece en la edición de mayo de Nature Aging.
"Este es el análisis más completo de su tipo hasta la fecha y arroja luz sobre múltiples vías biológicas que están conectadas con el Alzheimer", dice el autor principal del estudio Coresh. "Algunas de estas proteínas que descubrimos son solo indicadores de que podría ocurrir una enfermedad, pero un subconjunto puede ser causalmente relevante, lo cual es emocionante porque plantea la posibilidad de atacar estas proteínas con tratamientos futuros".
En un análisis estadístico adicional, los investigadores compararon las proteínas identificadas con datos de estudios anteriores de vínculos genéticos con la enfermedad de Alzheimer. La comparación sugirió firmemente que una de las proteínas identificadas, SVEP1, no es solo un marcador incidental del riesgo de Alzheimer, sino que está involucrada en desencadenar o impulsar la enfermedad.
SVEP1 es una proteína cuyas funciones normales siguen siendo algo misteriosas, aunque en un estudio publicado a principios de este año se relacionó con la enfermedad de la arteria engrosada, la aterosclerosis, que subyace a los ataques cardíacos y los accidentes cerebrovasculares.
Otras proteínas asociadas con el riesgo de Alzheimer en el nuevo estudio incluyeron varias proteínas inmunes clave, lo cual es consistente con décadas de hallazgos que relacionan el Alzheimer con una actividad inmune anormalmente intensa en el cerebro.
Los científicos también han estado estudiando cómo los niveles de proteína en las muestras se relacionan con otras enfermedades como la enfermedad vascular (relacionada con los vasos sanguíneos) en el cerebro, el corazón y el riñón.